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Obtener una reservación era lo de menos. De hecho era la parte más sencilla de todo el proceso. El problema casi siempre era la llegada al hotel Le Morte. Habían muchas situaciones en las cuales podías llegar a tener una valiosa habitación en este importante lugar. Pero la peor era sin duda, la vía rápida. Como la que había tomado Karl.
Se inclinó de forma incorrecta sobre el riel de aquel mirador y durante un par de segundos se sintió sin respiración. Maravillado, volando hacia la nada. Y así fue como termino en el hotel, esperando a que el recepcionista huesuda le diera su check-in. Para Karl, la idea de pasar el resto de su inmortalidad en este hotel con este servicio tan patético sonaba poco agradable. Pero no habían muchas opciones en este momento.
La recepción era un lugar extraordinario y agradable. Algo le decía que estaba más lleno de lo que dejaba ver. En este momento, solo veía estatuas, colores brillantes que le recordaban algo asiático y la recepcionista. La chica era, pasable cuando mucho. Vestida con un traje típico de secretaria de 1950, su larga cabellera lacia arrastraba por donde caminaba. O giraba, con una silla de oficina que parecía desafiar las leyes de la física.
Era ella la que le había indicado donde estaba, con un tono que le recordó a las ácidas recepcionistas de su trabajo, que hablaban masticando cualquier snack que tuvieran a la mano. Claro, sería mucho más fácil masticar con la boca cerrada si la chica no tuviera parte de la mandíbula sin carne, con el blanco hueso exponiendo su lengua con cada palabra que pronunciaba. Lo peor era quizá, el desdén con lo que lo hacía. Pero al hacerse las 3:33 am, Karl fue llamado a recepción.
La muchacha huesuda le entregó un papel negro con letras blancas, y un bolígrafo muy pero muy similar a una pluma antigua. No lo pensaría mucho, pero no había un tintero que justificara de donde salía. Así que asumiría que era un bolígrafo. Parecía una especie de contrato necio para el mas allá.
¿Te quedarías en este hotel?
Inicio con esto la historia de Karl, un chico con muchas aventuras que contar desde el mas allá. Espero que puedas seguirle el paso a alguien que nunca está tranquilo.
-A.