Allí estaba ella, sentada en la penumbra rodeada de atordecedor silencio. Esperando entre las sombras el cobijo de la luna. Suspirando el frío de la noche y soltando pequeñas gotas de sal que marchitan su ser.
Y alli seguía ella, esperando un imposible, creando historias en su mente de un amor que no sucedería.
Allí seguía, en la sombra, deseando jamás haber desnudado su alma a la luna, para no sentirse la mas tonta del mundo.
Ella, el sol, el, la luna y juntos vieron las estrellas de cerca... Hasta que el miedo se apoderó de uno de los dos, rompiendo en pedazos todo lo que un día se construyó.