Los siguientes poemas pertenecen a mi poemario inédito Primera muerte, el cual obtuvo el primer lugar en el 19º Concurso Nacional de Poesía Joven Lydda Franco Farías (Venezuela).
La siguiente es la primera parte de un total de siete que iré publicando en los próximos días.
Gracias por leerme ;)
I Suelo
Una tarde compré un cuaderno de notas.
Escupía en él cada vez que me quedaba sin palabras.
Después leí poemas de Ramos Sucre, Poe, Baudelaire y otros poetas.
Con el tiempo me volví más complicado.
Como si la poesía enredara el lenguaje cifrado del pensamiento.
Mi novia se transformó en una escultura de metáforas.
«En los senos de mi madre era un niño;
en los tuyos soy un hombre. »
Cosas así.
El mundo sufrió La Metamorfosis.
Las personas transmutaron a hormigas en fila.
Otras veces a monos enjaulados.
Las calles corrían como venas de sangre contaminada.
La contaminación era el aliento del diablo.
El diablo andaba en camioneta.
Leí a Camus.
Me volví un poco pesimista y a veces utópico.
Una noche de luna roja enfermé.
Locura, hastío, amargura, tristeza, eran los síntomas.
Luego de muchas horas calcinadas
me diagnosticaron inconformismo en la sangre.
No tengo cura.
No quiero cura.
El enano mira al espejo
El hombre mira al espejo
El gigante mira al espejo
El aliento de no sé dónde
la respiración de no sé cuándo
las huellas de no sé quiénes.
La boca que nos abriga
sin ninguna respuesta.
Saliva,
sangre,
pelo,
uñas,
huesos,
materia gris.
Máquina tejida de intestinos.
Las ojeras,
las arrugas,
el cansancio,
las pisadas,
los relojes,
la prisa,
la caída perenne.
Las personas son horarios,
mares,
estadísticas,
polvo.
Las personas son soles,
desiertos,
relámpagos.
disfraces.
Las personas son personas,
y a veces
no son.