Noté las piedras que sin piedad desangraban sin
una esperanza, con las plantas de los pies descalzas.
No abandonaste un campo de amapolas que
tan solo puede cosechar una tempestad,
y en un texto a interpretar, mostré sin maquillar
un monster solitario; en el escenario fui Caliban.
No soy el único; vigilo a esas ratas con alas.