Nietzsche, la deconstrucción del todo.

Nació el quince (15) de octubre de 1.844 en Röcken, región de Turingia. Perteneciente al reino de Sajonia, la cual fue anexada en 1.815 a Prusia. Falleció en Weimar el veinticinco (25) de agosto de 1.900 después de contraer neumonía. Retornando a Röcken donde fue incinerado en la iglesia del referido –actual– municipio, al igual que su padre, el pastor luterano y preceptor privado en el ducado alemán de Sachsen-Altenburg, Carl Ludwig Nietzsche.

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La existencia de lo incomprensible, la perfección y la inocencia, lo apreciamos en Más allá del bien y del mal. La verdadera consecuencia de la autopsia del deber resulta la voluntad de poderes. «El Superhombre» ¿Adolf Hitler, Walt Disney o Miguel Ángel? La pregunta es «nihilista». Donde todo comienza y termina, «El eterno Retorno» , la falsificación de la literatura que es la Historia. “Apolíneo o dionisíaco” en cuanto a arte refiera. La era de la igualdad representada por “El Crepúsculo de los Ídolos”, “Humana, demasiado humana” manifestando la grandeza muy por encima de la pequeñez. Entre comillas quedan evidenciadas las claves que rigen cada uno de nuestros días y por lo tanto todos nuestros juicios actuales son nuestra deuda con Nietzsche. Su genio literario es acuñar la verdad en sentencias memorables, por lo que se puede considerar que Nietzsche no tiene rivales contemporáneos.

Cerca de un cementerio fue su nacimiento, y su vida sería el funeral de la moral europea. Fue bautizado con el nombre del Rey Federico Guillermo IV de Prusia, aunque el prusianismo es efectivamente la muerte imperial del pensamiento. Siendo pastores protestantes sus ascendientes, y la revitalización que hizo Lutero del rebañado de pastores fue su blanco. De epilepsia empezó a padecer, desde un primero encuentro a los diecisiete (17) años, aunada a una semi-parálisis acontecida cuando éste tenía ya los treinta (30) años de edad. Verdaderamente aislado por la locura, el genio, y la miseria. Para la fecha de 1.900, los restos del último de los egregios monarcas del pensamiento fue enterrado. Nietzsche, una mina llena de vastedad platónica, la densidad de Hegel, la novedad cartesiana, y la agudeza de Voltaire; Es decir, una síntesis de Einstein y Montaigne, una mezcla de profundidad y belleza.


A Dios lo quiso ver muerto Nietzsche, sin embargo, en la iglesia, en la calle, en pleno siglo XIX ya lo ha encontrado muerto. Representando éste la negación metódica de la vida, prescinde del pensamiento porque afirma únicamente la nada. Entonces ¿Será la inefabilidad del todopoderoso tan sólo la inutilidad de los seres humanos? Porque quien vive para el otro mundo está muerto en éste. ¿Cómo buscar la felicidad más allá de nuestros límites teniendo presente nuestra dimensión? Ésa es la acusación que formula Nietzsche en contra del cristianismo; una religión que bendice y consagra enfermedades, debilidades e indignidades, corrompiendo y anulando los principios fundamentales de la esencia de la vida per se, siendo éstos, la inteligencia, la fuerza y sobre todo, la conservación.

El hombre como “voluntad de poder” sobre la nada, resultando de ello la creación; y la más alta imagen de esa creación es el "súper-hombre" (Übermensch). Nietzsche jamás expresó su capacidad de distinción entre los superhombres en los cuales creía, y las super-razas que no existían. Al momento de afirmar "la humanidad son las vueltas que da la naturaleza para llegar a los grandes especímenes”, abandonando los colores geográficos que racistas han impuesto. Una cosa es ser Platón y otra distinta ser griego, ser Beethoven no implica nacer en Bonn, así como Córcega no necesariamente implica a Bonaparte, y esto, aunque lo haya engendrado. Nietzsche fue un racista de l'excellence.

Entrañando todo esto una revalorización de valores, donde los valores supremos pierden su validez -nihilismo-. Disecación moral de Occidente, funge como la columna vertebral de su obra, derivando esos análisis en una de las siete (07) figuras esenciales del pensamiento. Una apertura moral cósmica que parte de su crítica a Wagner, de su paternidad del psicoanálisis, de su re-observación del arte griego, de la fisiología como partera de virtudes, es decir, la psicología del conocimiento, porque el primer psicólogo de la mentalidad fue él, ya que lo harían formular la más brillante, concreta y aguda síntesis de nuestra actualidad, “nada es cierto, todo está permitido."

Como profeta superó Marx y a su profecía le había asignado aproximadamente dos (02) siglos. Esa fue parcialmente la contribución de aquél que se negó a calcular el infinito y repudió la posibilidad de convertirse en Dios. Tenía plena conciencia de la existencia de las cifras, pero aún más de los límites.

"Ningún hombre que haya existido o que acaso pueda existir se ha conocido más a sí mismo que Nietzsche" - Sigmund Freud.


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