Si multiplicamos la oración y oramos más y más, pero seguimos en pecado, Dios no oye nuestras oraciones. El pecado nos aleja de Dios y permite que Dios no nos vea y ni nos oye.
Puedo levantar mis manos, pero no las ves por esa maldad, ese pecado en mí. Hoy te pido perdón porque quiero que veas mis manos y oiga mis oraciones.
El pecado rompe la comunión con Dios, es necesario alejarse del pecado y acercarse más a Dios.
Dios les bendiga.