Se cuenta que se llamaba oportunidad... cuando el ejército romano invadía otra nación u otro pueblo tomaban las vírgenes, ellos en la noche celebraban y a la hora del cotillón soltaban las vírgenes; con media cabeza rapada y la otra mitad untada de aceite ... el invitado que agarrase a la doncella por esa parte rapada, untada de aceite, se convertía en su amo y podía hacer con ella lo que quisiera...

Hay que tener sentido de oprtunidad

Se imagina la angustia de las doncellas y la ferocidad de los invitados... como ella debían ser escurridizas aún a pesar del aceite que tenían untado, en su media cabeza y, del otro lado su cabello largo... terrible... ¿ verdad?

Lo cierto es que, así es la oportunidad... son unos instantes donde se presentan en los cuales Dios y la vida te la da... por eso tenemos que desarrollar un sentido de oportunidad y, para hacerlo debemos estar bien enfocados y direccionados en nuestros objetivos personales; si no cuentas con las herramientas que te llevan a tener ese sentido de oportunidad pues debes procurarlas...

Obviamente... ¡sin ferocidad ni angustias! lo que es para ti, Dios y la vida te lo va a presentar y, allí tu acción adecuada con sentido de oportunidad... no las dejes pasar... después cuestan más...

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