Lo que era para mí una jornada de trabajo informativa en el terminal de pasajeros, terminó siendo un choque de emociones y tragos gruesos. Eran familias numerosas haciendo colas en las líneas de buses con destino a las regiones fronterizas de Venezuela.
Estos pequeños hermanos se despidieron el miércoles 13 de junio. Pude observar el momento previo a la partida y se mostraban agitados, contando el efectivo para pagar el pasaje tanto del menor como de su madre. Tenían algunas cajas que deseaban montar en el guarda maletas, pero aquel gentío impedía que el proceso fuera rápido. Todos estaban desesperados y acalorados.
El hermano mayor (de bolso amarillo) se me acercó y me dijo, quiero denunciar una situación, estoy molesto y yo sí voy a hablar, ¿me puedes grabar?. -Claro, adelante, cuéntame.
-Mi mamá y mi hermano se van para Colombia y aquí le están cobrando tres (3) millones de bolívares para montar unas maletas.
Aparte del dolor que implica ver partir a los seres queridos, la gente pasa muchas calamidades para poder servirse del transporte en Venezuela. Los viajes inician cargados de tensión y de tristeza. Las autoridades no cumplen su función, no hay ley y parece imponerse la ley de: sálvese quien pueda.
Luego de este episodio y la espera de un par de horas, su madre y su hermano menor lograron montar las maletas y llegó el momento de la despedida: Los hermanos se abrazaron y se decían palabras al oído, se apretaban, se soltaban, volvían a abrazarse. Corrían las lágrimas. El mayor tuvo gran valor, pero el pequeño estaba desconsolado.
Los terminales de Venezuela son el reflejo de la fractura familiar. Representan el desgarrador escenario de la multitud de venezolanos que a diario salen del territorio nacional hacia otros países para buscar mejores condiciones de vida.
Esta micro historia es sólo una pincelada de la realidad cotidiana. A veces nos desvanecemos y otras más somos fuertes. Guardamos la esperanza de ver regresar a nuestros seres queridos en una Venezuela libre y democrática.
El gobierno venezonalo niega la diáspora, la deserción escolar, la inflación, el colapso y el rechazo multitudinario del pueblo. El gobierno tiene en sus manos la responsabilidad de levantar el país, pero aparentemente, busca verlo destruído, dividido, debilitado y empobrecido.
Nuestros jóvenes y niños se van. Quedamos un montón de los buenos con la capa y la espada de la dignidad.
Los esperaremos hermanos..
Terminal de Pasajeros de Barquisimeto - Venezuela Foto: Joselyd91