Creo que muchos de nosotros vivimos con la ilusión de alcanzar una estabilidad económica algún día o quizás incluso llegar a ser millonarios, pero quizás no hemos pensado como esa riqueza económica podría cambiar nuestra personalidad e incluso nuestra esencia.
Es notable que los países menos desarrollados son mas felices, dentro de lo arduo de su lucha, la gente se mantiene unida apoyándose mutuamente y es esto lo que provoca sonrisas y bienestar espiritual.
Las personas con mucho dinero tienen más preocupaciones, muchas veces el manejar tantas propiedades y empresas provoca un stress impresionante, eso sin contar que la ambición es un virus que se propaga muy rápido y muchas veces los ricos terminan siendo prisioneros de sus propias ambiciones.
Todos queremos ser ricos pero no sabemos para que…