Saludos comunidad, hoy quiero compartir con ustedes una extraordinaria experiencia que viví en el Delta del Orinoco, donde conocí a mis hermanos y ancestros Waraos, personas increíbles, con una sabiduría única.
Con su carácter sereno, con su inteligencia aguda para comprender a la naturaleza y a los seres humanos, así fui recibido en varias comunidades del bajo delta, tierra ubicada al este de Venezuela, formado por el rio Orinoco y desemboca en el mar caribe, con más de 3600 caños y una diversidad paisajística, biológica, de flora y fauna únicas en la tierra.
Los Waraos, es una de la etnias ancestrales de Venezuela, se estima que habitan esta tierra tres mil años antes de cristo, pero desde la invasión española e imposición de la religión católica muchas de sus costumbres, simbologías, nombres y comunidades se transformaron, se le impueso una sola visión del mundo, distorsionando su cosmogonía. Aun así, siguen resistiendo.
Estas tierras tienen unos atardeceres hermosos y es refugio de miles de especies de aves de toda Suramérica en diferentes épocas del año, es una via de transito y migración de los pajaros que emprenden viajes hacia el mar y otras regiones de Centroamérica. Este es un lugar mágico y en sus entrañas habitan estos verdaderos humanos, se llaman entre si MAJOKORAISA que significa mi otro corazón; así definen a su prójimo, cosa más hermosa, antes de que llegara el tan afamado “amaras al prójimo como a ti mismo” ya para ellos era una filosofía de vida.
El Warao, entienden perfectamente el tema de la conservación ambiental, porque dicen que es su madre y los provee de todo; aunque en otras épocas podían sembrar lo que fuese, pero ahora no, ya que el 1996, fueron víctimas del ecocidio más grande de Venezuela, pues le cerraron el afluente de agua que mantenía fértil toda sus tierras en nombre del progreso y el desarrollo, lo que conllevo a que muchos de ellos murieran, se enfermaran y otros mendingarán en algunas ciudades, para sobrevivir, pero regresaron a su tierra para agradecer al agua, al rio, al aire, al cielo, a las plantas, a los animales, a la naturaleza, para hacerse fuertes y mantener su cultura; tejen unas artesanías maravillosas con la palma de moriche y encontraron otras formas de mantenerse en su delta, destaco que también piden perdón a la tierra por el daño que recibe cada día de sus hijos.
Estando ahí, el tiempo pareciera detenerse, en otras zonas más urbanas, pero igual en palafitos, se encuentran otros con aspectos humanos, alienados, tratando de doblegar a los Waraos en nombre de la democracia, concepto que ellos manejan con infinita sabiduría hace millones de años, intentando que ellos crean que lo importante es vivir de manera vertical, con tecnología que no se comparte, sino que se compra, sin almas, donde el consumo determina el estatus de quienes habitan, mientras que para ellos todos somos iguales, algunos con más miedos que otros, pero ellos consideran que el miedo no es malo.
Estos humanos son de agua porque todo su entorno gira sobre el vital liquido, que es como la leche de la madre, viven a las orillas del rio, sobre palafitos, construcciones de madera sobre el agua.
Estoy agradecido con la vida por encontrarme con seres tan pacíficos, tan sabios y tan humanos. Mis MAJOKORAISA, mis otros corazones.
También comparto esta poesía de un venezolano ilustre, el maestro Gustavo Pereira.
SOBRE SALVAJES.
Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chirïke-yeetakuú que significa Saliva de las Estrellas; A las lágrimas Enú-parupué que quiere decir Guarapo de los Ojos, y al corazón Yewán-enapué: Semilla del Vientre.
Los waraos del Delta del Orinoco dicen Mejokoji (El Sol del Pecho) para nombrar el Alma. Para decir amigo dicen Ma-jokaraisa: Mi otro corazón. Y para decir olvidar, dicen: Emonikitane, que quiere decir Perdonar.
Los muy tontos no saben lo que dicen Para decir Tierra dicen Madre
Para decir Madre dicen Ternura
Para decir Ternura dicen Entrega
Tienen tal confusión de sentimientos que con toda razón
las buenas gentes que somos les llamamos salvajes.
salud y sabiduria para todos.
fotografías: Yordana Medrano y Robert Cedeño.