Dicen que nuestros nombres expresan mucho de nosotros y por un u otra forma estos trazan aspectos y características a nuestra personalidad y vida.
Mi nombre es Lidice y en repetidas ocasiones me preguntan de dónde viene ya que aquí en Venezuela es poco común y en otras ocasiones más soy yo quien se pregunta el porqué de mi actitud y aptitud para con las formas político – social de mi país y el mundo.
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¿Será que afecto en mí que me llamaran Lidice?
Lidice era un pequeño pueblo ubicado en Checoslovaquia reconocido históricamente por los habitantes de toda la zona por poseer un notable desarrollo agrícola e industrial sumado a cierta autonomía en cuanto a políticas que beneficiaban directamente a la mano obrera.
Los Nazis durante la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL invadieron y destruyeron aquellos pueblos que no se rendían a sus ordenanzas. Las regiones Checoslovacas de Bohemia y Mirovia fueron totalmente destruidas al igual que sus habitantes, a Lidice la destruyeron en 1942.
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Bajo la ordenanza de Adolf Hitler los hombres fueron fusilados y las mujeres enviadas a campos de concentración donde también murieron, el pueblo de Lidice fue quemado con los niños y niñas dentro como venganza autoritaria por haber sido asesinado su confidente y fiel soldado Nazi Heydrich por manos campesinas que formaban parte de los grupos armados en resistencia Checa.
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En 1949 con la ayuda de los habitantes sobrevivientes y cercanos a la localidad se logra reconstruir y realizar un monumento en conmemoración y memoria al pueblo de Lidice y a todos las víctimas de la invasión Nazi repercutiendo en varios países del mundo y Latinoamérica como México, Panamá, Brasil y Venezuela donde por los mismos motivos se le otorgo el nombre de Lidice a diferentes obras y espacios.
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Mi familia sensibilizada por este hecho me otorga mi nombre pero creo más allá de otorgarme a Lidice como mi nombre, me dio el carácter y la fuerza de resistencia de un pueblo noble y justo, unas ganas insaciables de lucha.