Encuentro

     Su rostro reflejaba esperanza, euforia, sueños, libertad, humildad... De hecho podía ver su inmarcesible deseo de tomar lo que le pertenece (mi temor se intensifica); detallando un poco más, noté que tiene cicatrices en el cuello y los brazos, no quise preguntar por qué (quizás ya lo hice antes). Me tomó por sorpresa en cuanto a su pregunta, su cara cambió a una expresión seria pero con sus ojos mostrando nostalgia y lastima.

-¿Recuerdas algo antes del hospital?.

-No, lo siento.

-Te disculpas mucho, eso no cambia- una pequeña sonrisa se le escapó mientras retiraba sus lagrimas.

-Es incómodo, no encuentro palabras para decir algo correctamente aceptable, eres una dama y no se como reaccionar a esto.

-Imagina mi puesto entonces, que no puedas recordar nada me lastima- Otras lagrimas salían, ella se desesperó por mantenerse firme.

-Tranquilízate un poco.

-¿Cómo quieres que haga eso?, tengo tantas cosas que contarte, Mist también, sin embargo, me ves como una desconocida y te conozco bien.

-Lo se, me pongo en tus zapatos.

-No lo haces, ¡¿por qué demonios hubo radiación cerca del área?!.

-¿Qué sabes de eso?.

-¿En serio, eso es lo que te importa ahora?- Empezó a molestarme.

-¡Joder, lo siento ¿si?!, no puedo recordar nada, no he visto las noticias, no quisiera halar de un tema sensible ¡porque no lo se!. ¿Sabes cuanto quiero recordar?.

-Oye, lo si...

-No te disculpes, tu no tienes la culpa, nadie la tiene de hecho... Es solo que, si realmente me conoces, ayúdame antes de probar el pastel... - Eso fue suficiente para suavizar el tema de conversación. Cortamos pedazos de manera sincronizada, es completamente raro.

-Mmm...

-¿Qué sucede?.

-¿Cómo llegaste a casa si no recuerdas nada? -preguntó mientras servía nuestros pedazos -Este pedazo es tuyo...- Señaló - y también el mio.

-No se exactamente como, solo imágenes llegaban a mi cabeza y dije una dirección, en cuanto llegué, la casa estaba abierta.

-¿Qué?.

-Debió ser Max. 

-Lo voy a matar en cuanto lo vea - sus ojos verdes se tornaron amarillos y frunció el ceño.

-Oye, ¿estás bien?. Mejor comamos-. Comimos del pedazo que señaló, se sentó cerca de mi, después me abrazó con fuerza, le abrasé también y no pude contener la rabia, lloré por los recuerdos de ella, ¿he sido un buen marido?. No contuve otra pregunta, tenía que saber -Christa... ¿Qué sabes de mi familia?.

-¿Realmente quieres saber de eso?-. Ella calmada, con su expresión dijo <<no te lastimes con eso>>; Insistí. -Está bien... Tus padres, no están... Vivos-. Ya creo que no quiero saber nada más. -No tienes tíos, hermanos y creo que es suficiente.

-¿Suficiente de...? -Es extraño, en este punto me suena familiar todo eso.

-Deja de intentar recordar por la fuerza, eso te va hacer mal en el cerebro o algo parecido.

-Ya lo hace, tengo que consumir estas pastillas para concentrarme y no caer en la <<gran depresión>>.

-Diablos, ¿en qué estabas pensando aceptando consumir eso?.

-Tengo prescripción. 

-No, basta-. Metió sus manos en los bolsillos, sacó mi billetera, una libreta pequeña, las pastillas...- El collar.

-¿Qué?.

-Dame el collar. 

-No.

-No te pongas de esa manera - se acercó a mi cuello para quitármelo a la fuerza, le tomé ambas mejillas y le besé.  

     En cuanto me aparté de su rostro, sus ojos brillaban, volví a besarle... Sintiendo el calor de su rostro; las imágenes volvían y golpeaban mi cabeza. Ella cogió con fuerza mi anorak, acercándome... Besando con tanta pasión, ¿es esto la nostalgia, por qué me parece familiar?. Metió sus manos debajo de mi camisa, de mi parte hice lo mismo; mordió mi labio inferior y apenas soltó, susurró <<te extraño>>... Esas palabras llegaron a mi corazón, más los instintos primitivos dominaban, cada roce de sus manos sobre mi abdomen causaba temblores, ella temblaba, su corazón latía fuerte, gemía cuando apretaba su cintura, comencé a besar su cuello; sus manos se sostenían en mi espalda, podía sentir como clavaba sus uñas, rasgando con desesperación. Me detuve cuando me abrazó diciendo mientras sollozaba -te eché de menos... Todos decían que no sobrevivirías... Te amo, no me dejes de nuevo-. Yo no podía decirle nada, pero le invité a que me contara su historia... Su historia, está marcada en su cuerpo... (Todos sabemos qué sucedió el resto de la noche).

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