Mi filosofía de vida parte de una premisa fundamental: Lograremos ser exitosos en la medida que desarrollemos la capacidad de adaptarnos a los cambios. Quizá, como seres humanos no hemos podido terminar de comprender un funcionamiento básico del mundo; precisamente por ese afán de apegarnos sentimentalmente a costumbres que en su momento significaron algo importante pero que hoy en día ya no nos brinda los mismos resultados. El mundo está en pleno, exponencial y constante movimiento, la sociedad en la que vivimos hoy día tiene un dinamismo cada vez más acelerado y lo que hoy te funciona en algún aspecto de tu vida, tal vez, ya mañana no sea suficiente.
Nuestra vida se compone de ciclos, ciertamente muy cambiantes, donde ninguna de las ecuaciones comparte constantes, sólo variables. Si quieres avanzar, evolucionar y alcanzar el cumplimiento de tus metas debes inminentemente desarrollar la habilidad de cambiar, aprender todos los días, estudiar y adaptarte, independientemente de la magnitud del golpe de timón que nos toque enfrentar. Creo que, como venezolano, puedo dar un ejemplo fehaciente de este hecho, ya que resulta evidente percibir esta premisa en nuestra sociedad, a quienes incluso, para sobrevivir, muchos han tenido que moverse miles de kilómetros fuera de la frontera de nuestro país, les ha tocado dejar familia, trabajo, tradiciones, y el abandono de un sentir cultural muy arraigado para alcanzar sus propósitos. Quienes nos quedamos también hemos tenido que abandonar un sinfín de filosofías históricamente exitosas para sobrevivir en el cambio más rudo de la historia de este país. Vaya que han sido difíciles los últimos años para los venezolanos, donde con hambre y muchas dificultades nos ha tocado adaptarnos a los cambios más radicales y extremos.
Probablemente, algún lector de esta publicación se preguntará: ¿Por qué hacer de una presentación de sí mismo, una analogía sobre un pensamiento muy particular? Es sencillo, creo que no existen adjetivos que puedan calificarme de mejor manera que la premisa previamente traída a colación. Soy un ferviente creyente de los cambios, de los retos y del constante aprendizaje. Soy un Ingeniero de profesión; mi nombre es Emanuel Rangel, venezolano, nacido en la ciudad más cálida del país: Maracaibo. Especialista en fluidos de perforación de pozos de hidrocarburos con cuatro años de experiencia en la industria petrolera venezolana. Con amplios intereses vocacionales sobre la ciencia y el mensaje que Dios nos deja a través de ella. Creo con mucha fe que Dios nos habla a través de los números y que hay un mensaje oculto en cada creación; que la ciencia logra descifrar con su investigación y estudio.
Hace algunos años cometí un grave error; estudié una carrera y dedique parte de mi vida al estudio de una ciencia que nunca despertó en mí el mayor interés vocacional, pensando que esta me brindaría por sí sola una estabilidad económica: Grave error. Esto resultará objeto de estudio para futuras publicaciones, pero, en definitiva, la habilidad para hacer dinero y tener una estabilidad económica no tiene absolutamente nada que ver con tu gusto vocacional. Si naciste para hacer dinero, hallaras en la carrera más sencilla o en la ocupación más elemental la mejor manera para hacer dinero siempre que seas el mejor en lo que hagas y para ello el primer requisito es ser un apasionado de lo que haces. Esta lección, particularmente la aprendí un poco tarde, pero entendí que todo error tiene un margen de holgura que podrás salvar siempre que desarrolles el punto central de esta introducción: tu capacidad de cambio.
La sociedad cada vez avanza más y más rápido y el dinamismo que caracteriza nuestro mundo tiene una aceleración exponencial en el tiempo. Los retos serán cada vez mas complicados para futuras generaciones quienes tocarán entender que la preservación de una formula exitosa dilucidará en mucho menor tiempo que en situaciones pasadas. Incluso el dinero, el valor y la economía. En honor a la verdad y en esa idea de cambio; hoy me inicio en la comunidad STEEMIT y mi mayor interés en este reto se centra precisamente en la gran capacidad de CAMBIO que abarca este innovador concepto. STEEMIT representa el mejor ejemplo de esa idea de capacidad de adaptación a las nuevas características de la sociedad que vengo conceptualizando. Pensar en el valor que se da al arte expresivo de cada ser humano a través de una criptomoneda, resulta un esquema muy atractivo para personas que desean y necesitan alternativas para alcanzar sus propósitos. En países como el nuestro, borras las fronteras mediante la globalización que te ofrece una comunidad que compensa tu arte a través de un valor diferente y minas de una manera justa el valor por tu aporte científico y artístico.
Honestamente, me siento muy entusiasmado y con mucha fe de encontrar un nuevo reto, una nueva alternativa y nuevo concepto de cambio a través de STEEMIT. Agradezco la oportunidad a quienes me hablaron de esto y espero que sea el inicio de un montón de ideas que espero expresar a toda la comunidad por el crecimiento y el auge de nuevas filosofías que requiere nuestro planeta y de innovadores esquemas de monedas y valor para adaptarnos a lo que el futuro nos depara.