Sombras al acecho
Gloria me llamó varias veces durante el día, aquella reunión de trabajo me impedía contestar. Por eso, cuando el reloj dio el campanazo de las siete, fui hasta el baño para leer con calma los mensajes. Tenía 12 llamadas y tres mensajes de voz, solo me decía que necesitaba mi ayuda, algo andaba mal.
Llamé, hice varios intentos, pero el aparato me decía que no podía localizar ese número, guardé mi teléfono y con algo de preocupación me escabullí, para evitar las despedidas.
En el camino me detuve solo para cargar gasolina y comprar media botella de licor. Ahora a recorrer los 12 minutos que me hacían falta para llegar a casa. Espero que todo esté bien en casa y Gloria haya podido solventar el problema que se le presentó. La noche estaba nublada por eso parecía más oscura.
Todo estaba en silencio cuando llegué, uno de los vecinos más cercanos tenía la música muy alta. Cuando fui a introducir la llave, noté que la puerta no tenía seguro.
—¡Gloria! ¿estás aquí?
Nuestra casa era grande para nosotros dos, tuvimos tres hijos, el menor murió en un accidente de tránsito y los otros se fueron a la capital y los familiares venían algo esporádico.
—¡Gloria!
Sentí un ligero escalofrío, como si presintiera la mirada de alguien. Subí las escaleras, en la planta alta estaba nuestra habitación y la del hijo que habíamos perdido y un salón tipo terraza, con una ventana grande, por donde podíamos ver una calle larga y solitaria.
Entre a la habitación, había un desorden y no vi a Gloria, solo su teléfono estaba sobre la cama, los nervios empezaron a crear imágenes en mi mente.
—¿Qué pasó aquí?... ¡Gloria!
A mi mente vino mi hijo cuando lo levanté del asfalto, su cuerpo flácido y bañado en sangre, la motocicleta estaba hecha pedazos a un lado de la carretera. Grité como un loco, hasta que caí desmayado, mi esposa me culpó por haberle comprado la moto, luego nunca más volvimos a hablar de ese suceso.
—¡Gloria! ¿Dónde estás?
Fui hasta la habitación de mi hijo, todo estaba en orden, había una cartelera de fotografías que ilustraba la cronología de mi hijo, incluyendo aquella donde cargué su cuerpo inerme, Gloria la había puesto para que no pudiera olvidar aquella tragedia, por eso casi nunca entraba.
Miré a todos lados para ver si todo está en orden, lo único que parecía haberse movido era un viejo baúl, estaba semiabierto. Fui y lo abrí de golpe, un grito me dejó paralizado, casi caigo del susto, las luces parpadearon y todo quedó en penumbras.
—Gloria eres tú...
Ella se abalanzó sobre mi llorando, me apretaba tan fuerte que casi me cortaba el aire, su corazón parecía bombear con mucha presión.
—¿Qué te pasó cariño?
Ella estaba aterrada, solo gemía y lloraba, la iba llevar hasta nuestro cuarto, pero me apretó con fuerza y movía la cabeza de manera negativa.
Las luces volvieron, pero parpadean con insistencia, en medio de las penumbras miré su rostro transformado por el miedo, eso hizo que ese frío nervioso me diera espasmos musculares, sentía calambres y un miedo que no podía explicar.
¿Por qué Gloria estaba en este estado? ¿A qué temía? Ella solo me miraba y con esa actitud de decir que no la dejara sola.
Las luces volvieron a parpadear, un viento frío entraba por la terraza, Gloria comenzó a llorar y se aferró más a mi cuerpo. Balbuceó unas palabras.
—Ahí viene otra vez.
—¿Quién?
Se aferró con más fuerza, me costaba respirar. Miraba hacia la puerta para ver quién era, sólo veía sombras que se movían, parecían caminar, una de ellas agarró a otra, la levantó y la fue engullendo. El ruido del viento era muy fuerte, como gritos desesperados.
Vi venir la sombra hacia el cuarto, se proyectaba inmensa sobre la pared. Agarré a Gloria y la levanté, salí corriendo. No sé cómo saqué tanta fuerza para bajarla por las escaleras, las luces comenzaron de nuevo a parpadear como si algo hiciera cortocircuito, resbalé y el grito de gloria y el mío se fundieron en uno solo, las sombras cayeron sobre nosotros.
—¡Ahí viene! —me decía Gloria, —¡ayúdame!
Estaba desorientado y con mucho dolor, no veía vienen la oscuridad, solo sentía un frio cortante en la espalda. Oí que alguien entró en ese momento, busqué a Gloria a tientas, apenas pude ver cómo la casa la iba consumiendo el fuego. Alguien me agarró y me sacó al aire libre. Buscaba con mi mirada a Gloria.
—¿Dónde está Gloria? —Preguntaba, nadie me daba respuestas.
—¡Cálmese señor, ya viene la ambulancia, cálmese!
—¡Ahí viene! —le dije. Vi la sombra que venía sobre mí. Descubrió su rostro: era una sonrisa de triunfo lo que reflejaba. Ese rostro lo conozco. Abrió su boca, dejó escapar un susurro sibilante diciendo "esa es mi venganza" y desapareció entre las sombras.
Solo pude gritar:
—¡Gloria! —ahí sentí que me estaba desangrando. Al desvanecerme, vi su mirada, pero esta vez no había miedo en sus ojos, sino algo más... una sombra de satisfacción.
Lurking shadows
Gloria called me several times during the day, but that work meeting prevented me from answering. So when the clock chimed seven o'clock, I went to the bathroom to calmly read the messages. I had 12 calls and three voicemails, just telling me that he needed my help, something was wrong.
I called, I made several attempts, but the device told me that it could not locate that number, I put my phone away and with some concern I slipped away, to avoid the goodbyes.
On the way I stopped only to get gas and buy half a bottle of liquor. Now to ride the 12 minutes I needed to get home. I hope all is well at home and Gloria was able to solve the problem she had. The night was cloudy so it seemed darker.
Everything was quiet when I arrived, one of the closest neighbors had the music very loud. When I went to insert the key, I noticed that the door was unlocked.
—Gloria, are you here?
Our house was big for the two of us, we had three children, the youngest died in a traffic accident and the others went to the capital and the relatives came somewhat sporadically.
—Gloria!
I felt a slight shiver, as if I sensed someone's gaze. I went upstairs, upstairs was our room and the room of the son we had lost, and a terrace-like living room with a large window through which we could see a long and lonely street.
I entered the room, there was a mess and I did not see Gloria, only her phone was on the bed, the nerves began to create images in my mind.
—What happened here?... Gloria!
To my mind came my son when I lifted him from the asphalt, his body flaccid and bathed in blood, the motorcycle was in pieces on the side of the road. I screamed like a madman, until I passed out, my wife blamed me for having bought him the motorcycle, then we never spoke of that event again.
—Gloria, where are you?
I went to my son's room, everything was in order, there was a billboard with photographs that illustrated my son's chronology, including the one where I carried his lifeless body, Gloria had put it there so that I could not forget that tragedy, that's why I almost never went in.
I looked everywhere to see if everything was in order, the only thing that seemed to have moved was an old trunk, it was half open. I went and opened it suddenly, a scream left me paralyzed, I almost fell from the shock, the lights flickered and everything was in darkness.
—Gloria, it's you...
She rushed at me crying, she squeezed me so hard that she almost cut my air, her heart seemed to pump with a lot of pressure.
—What happened to you honey?
She was terrified, she only moaned and cried, I was going to take her to our room, but she squeezed me tightly and shook her head negatively.
The lights came back on, but they flickered insistently, in the middle of the darkness I looked at her face transformed by fear, that made that nervous cold give me muscle spasms, I felt cramps and a fear that I could not explain.
Why was Gloria in this state, what was she afraid of? She was just looking at me and with that attitude of telling me not to leave her alone.
The lights flickered again, a cold wind was coming in through the terrace, Gloria started to cry and clung more to my body. She stammered a few words.
—Here he comes again.
—Who?
She clung tighter, it was hard to breathe. I looked towards the door to see who it was, I only saw shadows moving, they seemed to walk, one of them grabbed another one, lifted it up and swallowed it. The noise of the wind was very loud, like desperate screams.
I saw the shadow coming towards the room, it was projected immensely on the wall. I grabbed Gloria and lifted her up, I ran out. I don't know how I got so much strength to take her down the stairs, the lights started to flicker again as if something was short-circuiting, I slipped and Gloria's scream and mine merged into one, the shadows fell on us.
—Here it comes! —said Gloria, —help me!
I was disoriented and in a lot of pain, I couldn't see in the darkness, I only felt a cutting cold on my back. I heard someone come in at that moment.
I groped and searched for Gloria, I could barely see how the house was being consumed by the fire. Someone grabbed me and pulled me out into the open air. I looked for Gloria with my eyes.
—Where is Gloria? —I asked, no one gave me answers.
—Calm down, sir, the ambulance is coming, please calm down!
—Here it comes! — I said. I saw a shadow coming over me, her face was uncovered: a smile of triumph was what it reflected. I know that face.
She opened her mouth, let out a sibilant whisper: "that's my revenge" and disappeared into the shadows.
I could only shout:
—Glory!
There I felt I was bleeding to death. Before I faded away, I saw his gaze, but, this time there was no fear in his eyes, but, something else... a shadow of satisfaction.
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