RELATO DE TERROR | HORROR STORY: ANA'S LIFE

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Dicen que la obsesión te lleva a lugares no deseados. ¿Estamos seguros de eso? La obsesión te lleva exactamente hasta el lugar que quieres, y una vez allí, quieres más. Solo debes transitarlo.

Miguel Villanueva era uno de los artistas más brillantes de su clase. Había probado todos los estilos, cubismo, expresionismo, surrealismo. Pero no fue sino hasta que llegó al realismo cuando empezó a manifestar sus habilidades y minuciosa obsesión por los detalles.

Una vez que escaló su reputación como uno de los Artistas más aclamados de Colombia. Miguel coqueteó con el realismo como su estilo predilecto. Y estaba preparando la exposición más grande antes vista. Tenía una musa, lo sabía desde que la conoció: Ana. Una chica común y corriente, no tenía el cuerpo de una modelo, simple y sencillamente tenía las simetrías que más apreciaba Miguel: Cabello largo negro noche; nariz perfilada; cejas mediantamente perfiladas; caderas y muslos prominentes. Ésto último le parecía fascinante, porque al ser la zona a la que menos le da el sol, sus venas podían notarse mucho más.

La piel de Ana era como miel, ni muy clara, ni muy oscura. Se conocieron cuando ella apenas tenía 21 años. Posó para él en una clase de escultura, Ana necesitaba el dinero. Pero Miguel inmediatamente sintió una conexión con su cuerpo. Comenzó a pintarlo una vez al año. La llamaba y le preguntaba qué estaba haciendo, cómo estaba su vida, terminando la conversación con un "tengo un trabajito para ti". Al principio Miguel quería poses, y luego desistió de la idea. Solo necesitaba fotografiarla en los momentos más cotidianos. Ana cocinando, cortando una papa, tendiendo la ropa, desmaquillándose, comiendo, eructando, rascándose la cabeza. Ese era el trabajo, le pedía acompañarla en su día y fotografíar cuanto podía. Luego él llegaría a seleccionar el momento que más le gustaba.

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Así pasaron 6 años, una vez al año, Ana invitaba a Miguel a su casa a hacer las fotos. Ambos tenían pareja, Miguel ya tenía 35 años y estaba felizmente casado, viajaba mucho y hacía exposiciones de todo tipo. Pero en secreto tenía más de 20 cuadros de Ana. La había fotografiado soltera, enamorada, embarazada, lactando. Miguel quería que el cuadro fuese exactamente Ana. Pasaba horas estudiando el color de su piel y notaba los cambios. Las manchas del embarazo, las estrías en su pecho, los pies hinchados, los ojos cansados, la caída de su cabello, la flacidez de sus pechos al lactar, la retención de líquidos... La evolución de su cuerpo le gustaba porque se retaba a descubrir los nuevos colores de Ana. Solo para pintar la piel de ella empleaba unos 10 colores, y así iba con diferentes zonas de su cuerpo: "Su cara se ve más trigo tostado que miel, al salir del hospital".

La exposición estaba casi completa. Habían pasado años. Ana y Miguel, eran muy buenos amigos, de hecho fue Miguel quien le ayudó a Ana con su divorcio, la pobre se enredó con un tipo de muy malas andazas, en una ocasión le fracturó la mano por ser una "inútil". Miguel la acompañó ese día y claro que la fotografió, ese fue el día que lo definió todo para él, ver las vendas en la piel de ella, lo tenía extasiado. Estaba eufórico por tener más material para la exposición decía que le enorgullecía dejar huella de la vida de ella: Ana a través del tiempo, lo llamaba.

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Sin embargo días después de verla en el hospital, con las hematomas, se ensombreció, ya no quería responder las llamadas de Ana, estaba molesto porque buscaba la solución a un cuadro que no sabía cómo pintar. Y no le podía decir a nadie. ¡Lo llamarían loco! Pero soñaba todos los días con eso, ¿cómo pasaría? ¿Cuál sería el mejor ángulo, la mejor forma? La espera lo desesperaba. Tenía que estar allí, tenía que se testigo cuando sucediera.

5 años después, Miguel con 43 años, expuso "LA VIDA DE ANA", en homenaje a su fallecida amiga que en paz descanse. Una exposición llena de gracia y conmoción. El último cuadro aludía al momento en que Ana se encontraba en la camilla de camino a la morgue por un impacto de bala. Todos felicitaron al artista por la colección.

Pero luego de la exposición, su esposa lo abandonó, tras encontrar las anotaciones: "Sostuve la mano de Ana, mientras veía cómo perdía la vida, sus ojos querían gritar: ¡Lo sé todo! Pero la muerte fue gentil conmigo. Ana dejó el color miel atrás, la sangre oscurecida le cubría el rostro".

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They say that obsession takes you to unwanted places. Are we sure about that? Obsession takes you exactly to the place you want, and once there, you want more. You just have to walk it.

Miguel Villanueva was one of the most brilliant artists of his class. He had tried all styles, cubism, expressionism, surrealism. But it wasn't until he came to realism that he began to manifest his skills and meticulous obsession for detail. Once he climbed his reputation as one of Colombia's most acclaimed artists. Miguel flirted with realism as his preferred style. And he was preparing the largest exhibition ever seen. He had a muse, he knew it since he met her: Ana. An ordinary girl, she didn't have the body of a model, she simply had the symmetries that Miguel most appreciated: long black hair at night; a profiled nose; moderately profiled eyebrows; prominent hips and thighs. He found the latter fascinating, because being the area that gets the least sunlight, her veins could be noticed much more.

Ana's skin was like honey, not too light, not too dark. They met when she was just 21 years old. She posed for him in a sculpture class, Ana needed the money. But Miguel immediately felt a connection with her body. He began painting it once a year. He would call her and ask her what she was doing, how her life was, ending the conversation with "I have a little job for you." At first Miguel wanted poses, and then he gave up the idea. He just needed to photograph her in the most everyday moments. Ana cooking, cutting a potato, hanging out her clothes, taking off her make-up, eating, burping, scratching her head. That was the job, I asked him to accompany her in her day and photograph as much as he could. Then he would get to select the moment he liked best.

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So 6 years went by, once a year, Ana invited Miguel to her house to take pictures. Both had a partner, Miguel was already 35 years old and happily married, he traveled a lot and made exhibitions of all kinds. But secretly he had more than 20 pictures of Ana. He had photographed her single, in love, pregnant, breastfeeding. Miguel wanted the picture to be exactly Ana. He spent hours studying the color of her skin and noticed the changes. The pregnancy spots, the stretch marks on her breasts, the swollen feet, the tired eyes, the hair loss, the sagging of her breasts from breastfeeding, the fluid retention.... She liked the evolution of her body because she challenged herself to discover Ana's new colors. Just to paint her skin he used about 10 colors, and so he went with different areas of her body: "Her face looks more like toasted wheat than honey, when she came out of the hospital".
The exhibition was almost complete. Years had passed. Ana and Miguel were very good friends, in fact it was Miguel who helped Ana with her divorce, the poor girl got tangled up with a very bad guy, on one occasion he fractured her hand for being "useless". Miguel accompanied her that day and of course he photographed her, that was the day that defined everything for him, seeing the bandages on her skin had him ecstatic. He was elated to have more material for the exhibition, he said he was proud to leave a trace of her life: Ana through time, he called it.

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However, days after seeing her in the hospital, with the bruises, he became gloomy, he no longer wanted to answer Ana's calls, he was upset because he was looking for the solution to a painting he didn't know how to paint. And he couldn't tell anyone, they would call him crazy! But he dreamed about it every day, how would it happen? What would be the best angle, the best way? The waiting made him desperate. He had to be there, he had to be a witness when it happened.

Five years later, Miguel, 43 years old, exhibited "LA VIDA DE ANA" (ANA'S LIFE), in homage to his late friend, may she rest in peace. An exhibition full of grace and emotion. The last painting alluded to the moment when Ana was on the stretcher on her way to the morgue from a bullet wound. Everyone congratulated the artist on the collection.

But after the exhibition, his wife left him, after finding the annotations: "I held Ana's hand, as I watched her lose her life, her eyes wanted to scream: I know everything! But death was gentle with me. Ana left the honey color behind, darkened blood covered her face".

Gracias por tu atención, si te ha gustado este relato no dudes en dejarlo en los comentarios, estaré atenta de leerte.

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