En la actualidad, parece que el ridículo está a la orden del día. Las redes sociales están llenas de vídeos de personas haciendo el ridículo, y las plataformas de streaming ofrecen programas que se basan en la humillación de los participantes. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué parece que valoramos más el ridículo que el talento?
Hay varias razones que podrían explicar este fenómeno. Una de ellas es la búsqueda de la aprobación social. En las redes sociales, las personas estamos constantemente buscando la aprobación de los demás. Para conseguirlo, a veces recurrimos a hacer cosas que pueden ser consideradas ridículas. Por ejemplo, publicamos vídeos de sí mismos bailando, cantando o haciendo cualquier otra cosa que pueda resultar graciosa.
Otra razón es la búsqueda de la atención. En un mundo cada vez más saturado de información, es difícil llamar la atención. Por eso, algunos recurrimos a hacer cosas que puedan ser consideradas ridículas. Por ejemplo, vestirnos de forma extravagante, hacen declaraciones polémicas o realizar acciones que pueden ser consideradas peligrosas.
También es posible que la valorización del ridículo sea una consecuencia de la pérdida de valores en la sociedad. En la actualidad, parece que todo vale para conseguir la fama o el éxito. Por eso, algunas personas no dudan en recurrir a la humillación o la ridiculez para alcanzar sus objetivos.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que la valorización del ridículo es un fenómeno preocupante. El ridículo puede tener un impacto negativo en la autoestima de las personas y puede fomentar la cultura de la humillación.
Por ello, podemos, para cambiar esta tendencia, en primer lugar, ser conscientes de este fenómeno. Si somos conscientes de que el ridículo está a la orden del día, estaremos más preparados para resistirnos a él.
En segundo lugar, debemos promover el valor del talento. Debemos mostrar a los demás que el talento es lo que realmente importa, y que no hay que recurrir al ridículo para llamar la atención.
Por último, debemos educar a los jóvenes en el valor del respeto. Debemos enseñarles que no hay que humillar a los demás, ni siquiera si son diferentes a nosotros.
Si juntos hacemos un esfuerzo, contribuimos a cambiar esta tendencia y a crear una sociedad más respetuosa y tolerante.
Why do we value ridicule and not talent?
Nowadays, ridicule seems to be the order of the day. Social networks are full of videos of people making fools of themselves, and streaming platforms offer programs that are based on the humiliation of the participants. Why does this happen? Why do we seem to value ridicule more than talent?
There are several reasons that could explain this phenomenon. One of them is the search for social approval. In social networks, people are constantly seeking the approval of others. To achieve this, we sometimes resort to doing things that may be considered ridiculous. For example, we post videos of ourselves dancing, singing or doing anything else that might be funny.
Another reason is the search for attention. In an increasingly information-saturated world, it's hard to get attention. Therefore, some of us resort to doing things that may be considered ridiculous. For example, dressing extravagantly, making controversial statements or performing actions that may be considered dangerous.
It is also possible that the valorization of ridicule is a consequence of the loss of values in society. Nowadays, it seems that anything goes to achieve fame or success. Therefore, some people do not hesitate to resort to humiliation or ridicule to achieve their goals.
Whatever the reason, the fact is that the valorization of ridicule is a worrying phenomenon. Ridicule can have a negative impact on people's self-esteem and can foster a culture of humiliation.
Therefore, we can, in order to change this tendency, first of all, be aware of this phenomenon. If we are aware that ridicule is the order of the day, we will be better prepared to resist it.
Secondly, we must promote the value of talent. We must show others that talent is what really matters, and that there is no need to resort to ridicule to attract attention.
Finally, we must educate young people in the value of respect. We must teach them that we must not humiliate others, even if they are different from us.
If we make an effort together, we contribute to changing this trend and to creating a more respectful and tolerant society.
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