CALESIA, MI MUÑECA DE TRAPO by @soyliliena


Saludos queridos hivers. Me emociona mucho escribir en esta comunidad de HiveVenezuela. En esta, mi primera entrada por acá, quiero dejarles un relato de mi experiencia con una muñeca de trapo que me hizo mi madre cuando yo era una niña. Espero les guste.


CALESIA, MI MUÑECA DE TRAPO


      Cuando era niña mi mamá me hizo una muñeca a la que le tomé tanto cariño, que sólo el tiempo y un ataque de polillas pudieron hacer que me despegara de ella. La recuerdo claramente, se llamaba Calesia. Ese nombre se lo puso mi madre para echarle broma a una comadre de ella que era una mujer afrodescendiente y de contextura delgada. Tal era el parecido de la muñeca con Calesia, que la mujer terminó razonando que mi madre la había hecho a su imagen y semejanza sólo para burlarse de ella.


      Lo cierto es, que con ese nombre se quedó mi muñeca. Debo decir que la hechura de Calesia respondía a una estrategia que mi mamá se había trazado para que yo le permitiera dormir a ella y a mi padre tranquilos por las noches sin que apareciera en su cuarto a altas horas pidiendo regazo por los ataques de pánico que solía sufrir. Y es que, era una niña de una gran imaginación y, en las noches, los ruidos y las sombras me llenaban de miedo, ya que me inventaba personajes de terror.


      Calesia, pasó a ser mi compañera de dormir. Medía aproximadamente metro y medio de largo y su cuerpo hecho de tela y relleno de trapos me daba calor y me hacia sentir confortable. Calesia era mi mejor amiga en el día y, en las noches era mi guardiana. Bueno, así me explicó mi mamá, quien me contó una historia donde las muñecas negritas como Calesia se convertían en las noches en una poderosas guerreras que luchaban contra las sombras y todo ente maligno sin que nada ni nadie las pudiera vencer, menos aún le podían hacer daño a la niña que durmiera con ella.


      El asunto sirvió, porque desde que Calesia llegó a mi vida pude dormir sin tener que pasarme al cuarto de mis padres y, supongo, que ellos también pudieron disfrutar de sus noches.


      Hoy Calesia no esta conmigo, pero guardo ese recuerdo como un tesoro en mi memoria y mis hijas también tuvieron sus muñecas negritas tamaño gigante. Espero seguir con esta tradición cuando lleguen las nietas y, también deseo que este post le haya dado ideas a las madres y padres de niñas con temores nocturnos.

Un gran abrazo amoroso a todos.



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