Luego de leer tu carta, sentí como el tiempo se detenía ante mí por unos segundos, mi respiración se detuvo al instante y la habitación que una vez fue testigo de nuestro amor, pasaba a ser un espacio oscuro y vacío donde el silencio perpetuo se apoderaba de cada rincón. Las lágrimas corrían por mis mejillas como lluvia que corre sobre el tejado, al mismo tiempo, mi corazón agitado se desangra paralizando mi cuerpo por completo.

¿A dónde te has ido? ¿Por qué me abandonaste? ¿Cómo vivir sin ti a mi lado? Interrogantes que invaden mis pensamientos. No sé por cuánto tiempo estuve postrado sobre el piso, perdí toda noción en aquel entonces, de no ser por tu hermana que sale en mi búsqueda quizás solo cenizas de mí existieran ahora.

Mi salida fue alejarme del mundo, esconderme entre las sábanas de mi cama y sentir como el dolor poco a poco evapora mis fuerzas y el deseo de continuar, sin ti nada tiene sentido. Pasaron semanas, y yo en decadencia total, pensándote una y otra vez. Ver tu sonrisa en mi mente era un motivo para seguir respirando.

Mis amigos preocupados no sabían que hacer para ayudarme, no entendían lo que me estaba sucediendo. Para ellos, también nuestra relación era desconocida, un secreto muy bien guardado.

Una mañana, mi profesor de música irrumpió en mi cuarto y recogió del piso tu carta, allí estaba desde hace mucho, al leerla pudo comprender mi sufrimiento. Su reacción fue lanzarme de la cama contra la pared, recuerdo que me llamó idiota y me obligó a reaccionar, me hizo entender por lo que tuviste que pasar para terminar conmigo, la razón por la que asumiste la culpa y tomar esa decisión, temías que mi sueño se echara a perder. Allí entendí que si seguía así, todo lo que hiciste habrá sido en vano.

A partir de ese entonces, me dediqué a componer, cada letra y cada canción nacieron de las emociones que despiertas en mí, alegrías, tristezas, rabias, amor, dolor, sufrimientos, todas ellas alimentaban mi inspiración. Mi único objetivo era cantar para llegar a ti, usar mi música para decirte que aún te amo y que más allá de tu abandono, entiendo el inmenso sacrificio que hiciste pensando en mi bienestar.

Ahora, me queda esperar a que mis melodías te traigan de regreso a mi lado, aquí sigo fiel a lo nuestro, confiando en el amor que una vez protegiste y por el que pusiste en riesgo tu estabilidad y libertad, un sentimiento que nació en aquel salón de clases, donde yo era tu alumno y tú mi profesora.