Versos de amor y desengaño.
Presta, sin tapujos
Me ha entregado, de su casa la llave.
Que le lleve el mandado
Unas flores
Tal vez
Tulipanes u orquideas.
Si, para mí.
A tomar, por asalto su casa
Bendita niña de hermosos cabellos, quien lo pensara
De tanto verla
De admirarla en silencio
Hermosa, inalcanzable, como sus ojos grises
En un atardecer invernal.
En la ventana, su padre:
Cuánta prisa, ¿y esas flores?
No, de esos no había.
Se acerca la Beatriz
Sonríe y me arrebata, en un solo acto
La pasión, la lujuria
La esperanza y la llave.