La Cercanía de un Amigo -2-

Josep, llenó de nostalgia por la actitud bondadosa de Alessio, partió para la población donde residían sus familiares; en aquella época, tocaba caminar para trasladarse de una aldea a otra. Tardó más de lo previsto para llegar a arreglar sus asuntos y documentos. Tuvo pocas horas para despedirse y solicitar la bendición de sus padres, pues no los volvería a ver. Con sentimientos encontrados partió con un fuerte temporal para regresarse a Jerusalén y liberar Alessio, su amigo del alma. Su madre le entregó una nota que decía: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me infundirán aliento”. -Salmo 23:4 –

Mientras tanto en Jerusalén, el rey estaba intrigado, pues sólo les quedaban 24 horas, a los amiguitos; fue al calabozo donde estaba Alessio, y en tono serio le preguntó: ¿tú crees que ese judío, venga a rescatarte? Señor, -contestó- en mi mente no rondan dudas- ¡los dioses estén de tu parte, porque sólo él podrá salvarte de la ejecución! Josep la estaba pasando mal, porque el temporal arreciaba. Faltando pocos minutos para dar inicio al escarmiento público a varios sentenciados a muerte en la plaza principal; el gobernador ordenó trajeran a Alessio. Lo lamentamos, dijeron los soldados, tu amiguito te abandono.

La ceremonia comenzó con las lecturas y los cargos a los sentenciados; cuando a toda carrera, y en malas condiciones de vestuario apareció entre la multitud el judío Josep, se abrió paso y pidió ser anunciado ante el gobernador. Este ordenó lo llevarán a su presencia; ha juntado a los dos amigos y él se puso en medio, diciéndoles: -tengo autoridad para indultar a uno de los sentenciados a muerte; ustedes dos han superado todo conocimiento que tenía de los amigos; les extiendo el indulto con una condición: