Este ejercicio de ficción fue escrito, inspirado en el texto presentado por la @freewritehouse en Continúa esta historia del 13 de agosto y el mismo no lo pude publicar en el tiempo establecido, hoy se los dejo a su disfrute.
Heridas invisibles
—No puedo escuchar nada —susurró meneando la cabeza. Tras horas de espera en la trinchera, el frío y el cansancio comenzaban a jugar en su contra. En cualquier momento comienza el ataque y aún no consigues comunicarte por radio…
—¡Raúl despierta! No te puedes quedar dormido, ya vuelven los aviones, ¡tú sabes lo que dijo el sargento! Debemos mantenernos firmes, ¡despierta, yo también estoy cansado!
Se dejó caer sobre la pared de tierra, tenía ganas de llorar, pero no, un soldado no llora —se dijo.
—Tengo que llegar a casa sargento, le aseguro que volveré para abrazar a Gina, ella está esperando mi regreso, ya le he contado tantas veces, pero esto que le voy a contar, usted no lo sabe, cuando nos conocimos, Gina esperaba que la aceptaran como cadete en la academia, estuvimos charlando y salimos a tomar un café.
—¿Quieres entrar a la academia? Yo te voy a ayudar, le dije.
Prolongamos ese trago de café, luego a bailar y al mes ya estábamos hablando de boda, de los niños. ¿No se lo había contado sargento?...
—¡Oyes Raúl! Parecen aviones. ¿Lograste encender la radio? ¡Diles que estamos solos en esta trinchera, los demás ya se fueron! ¡Están más cerca, agarra la bazuca! ¡Tal vez le demos a uno, anda Raúl, que este frío me está matando, enciende esa maldita radio! Esto va por usted sargento, ya vera como le voy a dar al primero que pase.
—¡Gabriel! ¡Gabriel! ¡Cálmate, ya todo pasó, estás en casa conmigo, tienes que salir de esa trinchera!
—¡Oh dios! ¡Gina, estoy en casa!
Gina lo abrazó en silencio y lloraron juntos.
This fiction exercise was written, inspired by the text presented by @freewritehouse in Continue this story on August 13th and I couldn't publish it in the established time, today I leave it for your enjoyment.
Invisible wounds
—I can't hear anything,’ he whispered, shaking his head. After hours of waiting in the trench, the cold and fatigue were starting to work against him. Any minute now the attack starts and you still can't get through on the radio?
—Raul, wake up! You can't fall asleep, the aircraft are coming back, you know what the sergeant said! We must stand firm, wake up, I'm tired too!
He dropped down on the earthen wall, he felt like crying, but no, a soldier doesn't cry — he said to himself.
—I have to get home sergeant, I assure you I will be back to hug Gina, she is waiting for my return, I have already told you so many times, but what I am going to tell you, you don't know, when we met, Gina was waiting to be accepted as a cadet at the academy, we were chatting and we went out for a coffee.
—Do you want to join the academy? I'll help you, I told her.
We prolonged that coffee drink, then we went dancing and a month later we were already talking about the wedding and the children. Didn't I tell you about it, sergeant?
—Hey Raúl! They look like aircraft. Did you manage to turn on the radio? Tell them we're alone in this trench, the others are already gone! They're closer, grab the bazooka! Maybe we'll hit one of them, come on Raúl, this cold is killing me, turn on that damn radio! This is for you sergeant, you'll see how I'm going to hit the first one who passes by!
—Gabriel! Gabriel! Calm down, it's all over, you're at home with me, you have to get out of that trench!
—Oh God! Gina, I'm home!
Gina hugged him silently and they cried together.
Imagen de portada creada con la inteligencia artificial Photoleap y editada con photoScape. / Cover image created with the artificial intelligence Photoleap and edited with photoScape.
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