Un día normal para una familia disfuncional. Están el padre de 50 años, la madre de 45 años y el joven de 23 años.
Un día que la señora de la casa salió a comprar unas cosas, estallo una típica confrontación hogareña.
Cuando padre e hijo se encararon, ambos se lanzaron el uno al otro una mirada hostil llena de resentimiento mientras se decían sus verdades con un tono elevado y un mal carácter
— ¡Solo te pasas todo el día fumando y comiendo tus porquerías para desconsolar aún más a tu madre! – le dijo al pobre muchacho en su propia cara.
Al ya no ser capaz el soportar el peso de sus palabras, el joven bajó la mirada para luego encogerse de hombros: No lograba defenderse de la ineludible verdad, ni excusarse por su comportamiento.
Al terminar de decirle esas fulminantes palabras, Ese hombre apartó su mirada despectiva: Como si ese joven no fuera nada más que otro trozo de basura más.
Mientras que este se hallaba divisando el suelo de la sala, se cuestionaba así mismo si era merecedor de esas burlas y críticas.
No hacía nada más que permanecer cabizbajo mientras que su padre seguía examinando y criticando los defectos de la habitación.
— Mira todo este chiquero. ¿Tanto te cuesta colocar un cesto de ropa sucia o un bote de basura? Este lugar es un asco. ¿Cómo puedes vivir así? Es incluso peor que tú habitación. – dijo asqueado por el hedor de la morada.
— ¿Tanto te cuesta hacer la limpieza en tu tiempo libre? – le preguntó con ironía.
La llama del odio se estaba propagando en la interior del joven, el calor que brotaba de este hacía hervir su sangre...
Ya no era capaz de soportarlo, de seguir escuchándolo... Estaba harto de su presencia e ignorancia.
Solo él mismo era capaz de comprender el dolor del infierno al dedicarse por completo a una exhaustiva jornada laboral.
Por lo que el muchacho detonó sus reprimidas emociones como un sutil grito de protesta.
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¿Crees que tengo tiempo libre todos los días?
Descargó su ocultó dolor en un desesperado grito de coraje: Tras decir todo lo que resguardaba, quedó hiperventilado: Respiraba agitado, como si hubiera corrido unos cuantos kilómetros en solo unos segundos.
Seguramente se habrá sentido más ligero y satisfecho...
Pero el gusto le duró poco; Puesto que su padre no se quedo callado ante su vocabulario.
— ¡No te atrevas a alzarme la voz, muchacho! – Exclamó muy fuerte.
Franklin se estremeció cuando su padre le gritó de repente: El corazón le retumbó de un solo latido.
Ese señor se mostró con un carácter bastante tranquilo en un principio, pero en ese momento, la expresión de su rostro cambió, se volvió temible al rugir como un leo.
Se mostró tan agresivo como una bestia en el momento en el que le recriminó al joven.
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— Tsk... Nunca aprendes. Usted mismo fue el que dijo que quería irse a vivir solo, la puerta siempre está abierta.
Si te consideras una vergüenza entonces vive con eso hasta mejorar. La vida no es fácil para nadie. Ya eres lo suficientemente mayor como para gobernarte y tomar decisiones de niño grande. – dijo con mucha severidad.
Se expresaba con mucha franqueza, sin condescendencia u empatía por el muchacho; Puesto que más que un niño, a sus ojos veía un hombre inmaduro que requería una necesaria reprimenda.
— Te guste o no, Eso es lo que he tratado de hacer por ti todo este tiempo. Prepararte para este momento, pero si vas a seguir siendo tan terco. Entonces mi trabajo como tu padre termina aquí y ahora. – dijo con seriedad.
Aunque se desapegara de toda emoción o sentido de responsabilidad, ese hombre tenía las intenciones de aclarar las cosas.
No hacía contacto visual con su hijo, pero lo observaba fijamente mientras que este se hallaba cabizbajo.
— Si sin mi ayuda fuiste tan incompetente como para no entrar en ninguna universidad, entonces busca tu camino sin perderte en el proceso… – dijo discordante.
— Es así de sencillo, tómalo o déjalo. – dijo con firmeza.
— Tú sabrás lo convenientes que son las oportunidades que se ofrecen cuando te dispongas a buscarlas. – dijo veraz.
Su padre era un hombre severo y terco en toda su regla, y a la vez tan culto en las facetas del mundo: Era como verse en un espejo fragmentado...
Pero incluso un individuo con esas características poseía algo de humildad...
Mientras que su hijo permanecía quieto escuchando sus sabias palabras, ese hombre se le acercó mientras hurgaba en los bolsillos de su abrigo.
— Así que toma esto. Es lo último que te ofrezco. – le dijo mientras le estiraba la mano con el puño cerrado.
Ese hombre extendió su mano para entregarle un fajo de billetes: 250$ llegaron a sus manos como regalo.
Continuará
When father and son faced each other, they both gave each other a hostile look full of resentment.
— You just keep eating your crap and smoking that shit to make your mother even more upset. - he told the poor boy to his face.
No longer able to bear the weight of her words, Franklin lowered his gaze and then shrugged his shoulders: He could not defend himself from the inescapable truth, nor excuse himself for his adverse reality.
As he finished those withering words, the man looked away from the boy to focus on his surroundings: as if the young man was nothing more than another piece of garbage.
As Franklin found himself staring at a clearing on the ground littered with all kinds of garbage, he questioned himself whether he was worthy of such mockery and criticism.
He did nothing but remain crestfallen as his father continued to examine and judge his humble home.
— Look at this whole pigsty. Is it so hard to put a laundry basket or a trash can? This place is disgusting. How can you live like this? It's even worse than your old room. - he said disgusted by the stench of the dwelling.
— Is it so hard for you to do the cleaning in your spare time? - he asked wryly.
The flame of hatred was spreading inside Franklin, the heat that came from it made his blood boil....
He was no longer able to stand it, to listen to it.... He was fed up with his presence and ignorance.
— You don't know anything... - he murmured.
Only he himself was capable of understanding the pain of hell by dedicating himself completely to an exhaustive working day.
So the boy detonated his repressed emotions as a subtle cry of protest.
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Do you think I have free time every day?
He unloaded his hidden pain in a desperate cry for help: After saying everything he was holding back, he was hyperventilating: He was breathing heavily, as if he had run a few kilometers in just a few seconds.
Surely he must have felt lighter and more satisfied?
But the pleasure was short-lived; since his father did not remain silent in the face of his vocabulary.
— Don't you dare raise your voice to me, boy! - he exclaimed loudly.
Franklin flinched when his father suddenly shouted at him: His heart thundered in a single beat.
That gentleman showed a rather calm character at first, but at that moment, the expression on his face changed, he became fearsome as he roared like a leo.
He was as aggressive as a beast the moment he reproached the young man.
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— Tsk... You never learn. You yourself were the one who said you wanted to go live alone, so don't blame me for that.
If you consider yourself an embarrassment then live with that until you get better. Life is not easy for anyone. You're old enough to govern yourself and make big boy decisions. - he said very sternly.
He expressed himself very frankly, without condescension or empathy for the boy; since more than a child, in his eyes he saw an immature man who required a necessary reprimand.
— Like it or not, that's what I did for you all this time. Prepare you for this moment, but if you're going to continue to be so stubborn. Then my job as your father ends here and now. - he said earnestly.
Even if he was detached from any emotion or sense of responsibility, this man had the intentions of setting the record straight.
He did not make eye contact with Franklin, but stared at him while Franklin was crestfallen.
— If without my help you were so incompetent as to not get into any college, then find your way without getting lost in the process..." he said discordantly.
— It's as simple as that, take it or leave it. - he said firmly.
— You will know how convenient the opportunities are when you set out to seek them. - he said truthfully.
His father was a stern and stubborn man through and through, yet so learned in the facets of the world: It was like looking into a fragmented mirror....
But even an individual with such characteristics possessed some humility....
While his son stood still listening to his wise words, that man approached him while rummaging through his coat pockets.
— So for the time being... Take this. - he said as he stretched out his hand with a clenched fist.
That man reached out his hand to hand her a wad of bills: $250 came into her hands as a gift.