Por @latino.romano
La siguiente historia es un cuento popular chistoso que seguramente el lector habrá leído o escuchado con algunas variantes. Se trata de la típica narración jocosa donde se expone la naturaleza mentirosa y poco honrada de un individuo, que por sus acciones, obtiene una fama de poco fiable.
La gente se agolpaba furiosa en la plaza del pueblo, levantando los puños y entonando lemas de protestas. Increpaban al alcalde que muchas promesas le hiciera durante la campaña sin llegar a cumplir ninguna.
Finalmente, de un lujoso vehículo, bajó el mandatario escoltado por sus guardaespaldas. La gente lo miraba con odio mientras se ubicaba presuntuoso en medio de la plaza.
—¡Queridos y apreciados ciudadanos! Sepan que he llegado de un viaje muy importante en el extranjero para poder atender este asunto que les inquieta. Díganme, por favor, a que se debe todo este alboroto, la protesta y la huelga que han iniciado. Yo me comprometo a resolver cualquier problema que exista —dijo el alcalde con una sonrisa fingida.
—Señor alcalde —dijo uno de los protestantes— tenemos dos problemas urgentes que nos están afectando mucho desde hace seis meses. Estos dos problemas han colmado nuestra paciencia, y las consecuencias de estos dos problemas no nos dejan vivir en paz.
—Díganme sin demora cuál es el primer problema y les prometo… que haré todo cuanto pueda ahora mismo para darle solución.
—El primer problema es que el dispensario del pueblo no tiene ambulancia. Esto es muy grave porque no tenemos forma de trasladar a los enfermos en caso de emergencias —explicó una señora muy enojada.
El alcalde sacó de su bolsillo un enorme teléfono de último modelo y haciendo una llamada delante de todos, hablaba en voz alta:
—¡Con el director de salud de la gobernación provincial! Señor Itriago, sepa que aquí en mi pueblo que amo tanto, mi gente, mi pueblo que me duele en el alma, tienen necesidad urgente de una ambulancia. No aceptaré un no como respuesta. Esa ambulancia debe estar disponible esta misma semana y si es necesario… la pagaré de mi propio bolsillo… Entiendo… Entonces queda todo arreglado. Le comunicaré esto a la gente para que se queden tranquilos y sepan que soy un alcalde que resuelve sus inquietudes.
Colgó la llamada y con una sonrisa de satisfacción se dirigió al pueblo que lo miraba atónito:
—Ustedes mismos escucharon la conversación con el director de salud de la gobernación provincial. Les he conseguido su ambulancia. Ya pueden terminar esta protesta y levantar la huelga. Pero díganme cuál es el segundo problema que dicen tener.
La gente se cruzó de brazos y de entre la molesta muchedumbre salió una voz que gritó:
—¡El segundo problema es que desde hace seis meses no tenemos señal para hacer llamadas telefónicas! ¡Alcalde mentiroso!
Gheyzer J. Villegas (@latino.romano) es un escritor hispano de relatos y poemas, miembro del mundialmente reconocido grupo Freewrite House para quien escribe estos textos inéditos…
English version
The following story is a funny folktale that the reader has probably heard or heard with some variations. It is a typical humorous story where the lying and dishonest nature of an individual is exposed, who by his actions, gets a reputation of being unreliable.
People would crowd furiously into the town square, raising their fists and chanting slogans of protest. Increasing the mayor's many promises made during the campaign without actually fulfilling any of them.
Finally, from a luxurious vehicle, the president got out escorted by his bodyguards. The people looked at him with hatred as he stood presumptuously in the middle of the square.
-Dearest and dearest citizens! Know that you have come from a very important trip abroad to attend to this matter that concerns you. Please tell me why all this commotion, the protest and the strike you have started. I promise to solve any problem that exists in the mayor with a fake smile.
-Mr Mayor, one of the protesters has been affected. We have two urgent problems that have been affecting us a lot for the last six months. These two problems have exhausted our patience, and the consequences of these two problems do not let us live in peace.
-Tell me without delay, it could be the first problem, and I promise you ... that I will do everything I can right now to solve it.
-The first problem is that the village dispensary has no ambulance. This is very serious because we have no way of transferring the sick in case of emergency,' explained one very angry lady.
The mayor took out a huge state-of-the-art phone from his pocket and making a call in front of everyone, he speaks out loud:
-with the director of health of the provincial government! Mr. Itriago, know that here in my town that I love so much, my people, my town that hurts my soul, are in urgent need of an ambulance. I won't take no for an answer. That ambulance must be available this very week and if necessary... pay from my own pocket... I understand... Then it's all settled. I'll communicate this to the people so they can rest assured that I am a mayor who solves their concerns.
He hung up the call and with a smile of satisfaction to the people who looked at him in astonishment:
-You yourselves heard the conversation with the director of health of the provincial government. I got you your ambulance. You can now end this protest and lift the strike. But tell me what is the second problem you say you have.
The people crossed their arms and a voice came out of the disturbed crowd and shouted:
-The second problem is that for six months we have had no signal to make phone calls! -Lying mayor!