Photo by @filoriologo
Todo abismo propone un misterio, nos advierte Nietzsche que si miramos mucho al abismo, el abismo podrá mirar dentro de nosotros. Pero, acaso la vida misma no es habitar el abismo. La vida misma es ahondar cada vez más en el abismo de la existencia. No hay que buscarlo. No hay que ir a buscar nada preconfigurado o preestablecido en la vida, la oscuridad es propia es como un templo donde siempre transitamos con cierta devoción.
Hay un límite, ese borde de nuestra corporeidad donde el alma desborda es donde el abismo comienza a esbozar lo que somos. En el alma no da la luz, en casos ella misma es la luz, en casos es oscuridad, me gusta pensar que toda alma es oscura y es la misma vida el ejercicio de dar luz. Toda luz parte de los actos, las decisiones y los quehaceres. Pienso que la poesía, la escritura es el develamiento de la oscuridad y entenderla como propia a todo ser ha hecho que este arte de narrar, de relatar es un pulso de luz y calidez.
Me gusta escribir porque como dijo Zambrano, escribir defiende la soledad en la que vivo. Aunque la vida es relación con otros, la soledad siempre habita, porque es la personificación del abismo que somos. Hay que edificar en el abismo, porque nos propone un terreno llano, oscuro, pero sólido, por ello se plantea como apertura inicial. Siento, que nuestra apertura al ser, es debido al abismo que nada trae y que es una labor vital darle sentido, darle un horizonte, y como todo horizonte exige un sol para esbozar un crepúsculo futuro. Eso que se dice que el cielo es el límite parece ser muy cierto, porque en el abismo en la oscuridad todo límite está arriba, porque no hay bordes.
Allí se esboza toda condición humana como una facultad edificante por apuntar cada vez más arriba, porque solo desde arriba se amplía el panorama. Desde arriba aumenta toda perspectiva pero no hay que temerle a la altura, y la altura no es más que enfrentarse a puntos de vista que desde nuestra cotidianidad no podemos contemplar y por cuya razón hay que aventurarse. El abismo que somos, esa oscuridad edificante de nuestra rara condición es tener terreno para indagar en nosotros sin llegar a límites marcados, es terreno siempre virgen pero que emite proyecciones fuera.
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Es el ser humano un único espécimen con la capacidad del desdoblamiento, o acaso no parece que en nosotros habitan dos yo, diría Kant, el yo que representa y el yo que es representado. Un desdoblamiento que nos permite dialogar perpetuamente de manera introspectiva. Todo discurso interno, es un diálogo aunque se pretenda monólogo.. Pero, nada de esto sería posible o tan siquiera pensable, si no partimos del abismo. Todo abismo, se vende como vacío pero cuán lleno está, lleno de ausencia. Porque es la carencia lo que nos permite dar cabida a lo vivido.
Estas son de esas reflexiones que son movidas por curiosidad introspectiva, a veces nos evocamos a aprender muchas cosas, y yo soy de esas personas que el aprendizaje le da placer, y por ello, de vez en cuando, hay que aprender de nosotros mismos, uno para sí mismo es la más compleja de las asignaturas. Creo que jamás llegaremos a una respuesta universalmente convincente de por qué somos como somos. Sucede que la respuesta habita en el abismo insondable de nuestra existencia.
Gracias por leer y visitar mi blog.
ENGLISH VERSION
Every abyss proposes a mystery, Nietzsche warns us that if we look too much into the abyss, the abyss may look into us. But life itself is not inhabiting the abyss. Life itself is to go deeper and deeper into the abyss of existence. We don't have to look for it. We don't have to go looking for anything preconfigured or pre-established in life, the darkness is our own, it is like a temple where we always walk with a certain devotion.
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There is a limit, that edge of our corporeality where the soul overflows is where the abyss begins to outline what we are. The soul does not give light, in some cases it is light itself, in others it is darkness, I like to think that every soul is dark and that life itself is the exercise of giving light. All light comes from acts, decisions and chores. I think that poetry, writing is the unveiling of darkness and to understand it as a part of every being has made this art of narrating, of telling a pulse of light and warmth.
I like to write because, as Zambrano said, writing defends the solitude in which I live. Although life is a relationship with others, solitude always dwells, because it is the personification of the abyss that we are. It is necessary to build in the abyss, because it offers us a flat, dark, but solid terrain, which is why it is proposed as an initial opening. I feel that our opening to being is due to the abyss that brings nothing and that it is a vital task to give it meaning, to give it a horizon, and like all horizons it requires a sun to outline a future twilight. What is said that the sky is the limit seems to be very true, because in the abyss in the darkness every limit is above, because there are no edges.
There, every human condition is outlined as an edifying faculty for aiming higher and higher, because only from above does the panorama widen. From above, every perspective increases, but there is no need to fear height, and height is nothing more than confronting points of view that we cannot contemplate from our everyday life and for which reason we must venture. The abyss that we are, that edifying darkness of our rare condition is to have ground to delve into ourselves without reaching marked limits, it is always virgin ground but it emits projections outside.
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The human being is a unique specimen with the capacity for splitting, or does it not seem that in us there are two selves, as Kant would say, the self that represents and the self that is represented. An unfolding that allows us to dialogue perpetually in an introspective manner. All internal discourse is a dialogue, even if it pretends to be a monologue.... But none of this would be possible or even thinkable if we do not start from the abyss. Every abyss is sold as empty, but how full it is, full of absence. Because it is the lack that allows us to make room for the lived.
These are some of those reflections that are moved by introspective curiosity, sometimes we evoke ourselves to learn many things, and I am one of those people that learning gives me pleasure, and therefore, from time to time, we must learn about ourselves, one for oneself is the most complex of subjects. I don't think we will ever arrive at a universally convincing answer as to why we are the way we are. It so happens that the answer dwells in the unfathomable abyss of our existence.