Demons - AI Art and Human Writing [en/spa]

Demons. You can feel them crawling along your spine. You hear the gnashing of their teeth, like the rustle of something old and rusty, carried by a chilly winter breeze. And when you least expect it, you feel like dying alive, when its claws seem to break through your flesh and squeeze your heart like a ripe fruit. You know that you have been caught and there is no turning back, you are trapped in that place where frost and a deathly silence reign, only torn by its high-pitched screams.

They are coming again. It’s so cold in this desolate land and the only place to run away is the warmth of your home. You run, only stopping for a moment to catch your breath, as you can feel your body shaking, and your feet and hands like puppets that are being controlled by unseen strings. You know that there’s no place that’s safe and that you have to survive this night, at any cost. You can feel their claws scratching across your flesh, your spine. And then their laughs reach your brain, and your fear turns into something different, something irrational, like a wild animal trapped in a cage.

When they are gone, you hear the silence again. It is the silence of your own heart. You sit there, just waiting for a sound that will never come back to your chest. Until you will hear their screams again. And you will die alive, again and again, forever.

Demonios. Los puedes sentir arrastrándose, reptando a lo largo de tu espina dorsal. Escuchas el rechinar de sus dientes, como el murmullo de algo viejo y oxidado, traído por una gélida brisa invernal. Y cuando menos lo esperas, te sientes morir en vida, cuando sus garras parecen abrirse paso a través de tu carne y estrujar tu corazón como una fruta madura. Sabes que te han atrapado y ya no hay vuelta atrás, estás atrapado en aquel lugar donde reina la escarcha y un silencio sepulcral, tan sólo rasgado por sus agudos chillidos.

Están viniendo otra vez. Hace un frio gélido en estos desolados parajes, y el único lugar para huir es la calidez de tu hogar. Corres desesperado, y tan sólo te detienes un momento para recuperar el aliento, pues sientes tu cuerpo temblando, y como si los pies y las manos fueran las de una marioneta controlada por unos hilos invisibles. Sabes que no hay donde huir, no existe ningún lugar totalmente seguro, pero debes sobrevivir esta noche, a cualquier precio. Puedes sentir sus zarpas arañándote a través de la carne, en tu espina dorsal. Sus risas se meten en tu cerebro, y tu miedo se transforma en algo diferente, irracional, como un animal salvaje atrapado en una jaula.

Cuando ya se han ido, vuelve el silencio sepulcral. Es el silencio de tu propio corazón. Te quedas sentado, inerte, esperando un sonido que nunca volverá. Hasta que rasguen el silencio con sus gritos, una vez más. Y vuelvas a morir en vida, una vez tras otra, para el resto de la eternidad.