Vivió 11 años en un orfanato...

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Historia para reflexionar 💗

En el orfanato de las monjitas había muchos niños huérfanos, algunos eran adoptados al poco tiempo de llegar y otros pasaban muchos meses o hasta años esperando. Carla era la niña más grande que allí vivía, tenía 11 años, la habían dejado en la puerta del orfanato, en una pequeña cesta cuando tenía pocos días de nacida. Lo único que conocía Carla como familia eran esas monjitas y los niños que la habían acompañado, muchos de ellos ya había abandonado el lugar con sus padres adoptivos.

Carla como era una niña un poco más grande, ayudaba a las monjitas a preparar la comida de los niños y también iba por la mañana al mercado a comprar verduras.

Cada vez que Carla iba al mercado, soñaba con estudiar en una escuela, con poder usar un bonito vestido lila, que era su color favorito. Pero Carla solo podía vestirse con la poquita ropa que hace algunos años habían donado de su talla, era ropa muy deteriorada, sus zapatos estaban tan gastados que la planta de sus pies quedaba en partes, expuesta al suelo, su cabello siempre estaba enredado y su carita sucia. Carla entendió que ella estaba grande, que los padres que adoptaban niños preferían bebecitos, a su corta edad había perdido la ilusión de tener una familia convencional.

Una mañana de camino al mercado los ojitos de Carla se iluminaron como un par de estrellas, cuando vio una nueva tienda que abrió sus puertas en la zona. Era una tienda de vestidos, en la exhibición estaban los hermosos trajes, parecían de princesa. Había para quinceañeras, comuniones, novias y muchos vestidos de fiesta, ella estaba maravillada. Su mente en ese momento volaba más que nunca, ilusionada con vestir un día alguno de esos.

Se imaginaba así misma con un vestido, lindas zapatillas y su cabello peinado.
Se estacionó un carro e hizo que Carla reaccionara, se bajó una mujer joven, vestida con un hermoso vestido, el cabello largo y unas zapatillas de tacón muy alto, era preciosa, se llamaba Melany.

La hermosa mujer le dijo a la niña “¿Te gustan los vestidos?” Carla movió su cabeza en señal de afirmación con cara de vergüenza y Melany dijo “ven, acompáñame, te mostraré la tienda”. Estando adentro le hizo muchas preguntas a Carla y al saber su lamentable situación Melany decidió hacer algo bueno por Carla. Lo primero que hizo fue sacar algunos vestidos casuales, medias, zapatos para ella, y decidió llevarla de regreso al orfanato.

De camino a la casa de monjitas, Melany se reía mucho cuando Carla describía a sus compañeros en el orfanato, y también se conmovía con algunas historias, ambas estaban disfrutando la compañía de la otra.

Al llegar allá, Melany realizó una importante donación para los niños del lugar, fijó una mensualidad para que ellos pudieran vivir en mejores condiciones.

Conoció a todos los niños, que la abrazaron y la veían como princesa, y cuando llegó la hora de despedirse, Carla le dijo muy triste “Señorita Melany, estoy muy agradecida con usted, en un solo día hizo mi sueño realidad y ha hecho mucho por mis hermanitos del orfanato, la voy a extrañar” Melany le dijo “Ha sido un placer conocerte pequeña, me ha encantado estar aquí, y prometo venir seguido a verlos” ambas se dieron un fuerte abrazo y Melany se fue.

Una semana más tarde, cuando Carla regresaba del mercado, vio un auto parecido al de la Señorita Melany, corrió muy rápido para alcanzar a saludarla y cuando llegó, notó que estaban en la oficina de la monja a cargo del lugar. Cuando abrió la puerta, allí estaba la monjita y Melany, que estaba más hermosa que nunca. Ambas al mirarse se abrazaron y al incorporarse nuevamente a la reunión, la monjita dice con una sonrisa “La Señorita Melany ahora será tu mama adoptiva, y ha venido a buscarte”

Melany no lo podía creer, la dueña de la tienda de vestidos ahora sería su madre, ni en sus sueños más grandes había pensado en algo tan maravilloso.

Melany convirtió a Carla en una hermosa señorita, estudiosa y educada, juntas visitaban frecuentemente el orfanato y hacían trabajo social. Al igual que su madre adoptiva Carla se convirtió en una diseñadora de modas, y en su closet había tantos vestidos como nunca antes soñó.

En el día menos pensado, la suerte tocará nuestra puerta.

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