¿Alguna vez has estornudado al ver la luz?

Todos somos capaces de hacer una que otra cosa que muchos de nuestros amigos no pueden: enrollar la lengua, mover las orejas, diferenciar “ahí” de “hay” y “ay”, y si bien concordamos en que todas estas habilidades son ultimadamente inútiles, sirven para diferenciarnos de los demás y para que nos demos cuenta de que, como enseña la obra maestra atemporal Shrek, todos somos especiales a nuestra manera (menos los hipsters, ustedes no). Pero dentro de estas peculiaridades hay una que puede resultar más molesta que las demás, y sobre la cual desafortunadamente no tenemos control: el estornudar al exponerse repentinamente a la luz intensa. De niño solía pensar que esto me pasaba únicamente a mí, y si también naciste con esta condición seguro tú también has pensado lo mismo. Pero descuida, estamos lejos de ser los únicos, y todo tiene una explicación lógica.


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Comienzo aclarando que no, no somos parte de una antigua raza de vampiros con efectos adversos a la luz y cuyos poderes están pronto a manifestarse (era muy creativo de niño), lo que padecemos se conoce como estornudo fótico, también llamado Síndrome ACHOO (sí, en serio) por sus siglas en inglés (Autosomal Dominant Compelling Helioopthalmic Outburst ). Se trata de un reflejo presente en un 18-35% de la población mundial, y que como bien sabemos los que lo padecemos, causa un hormigueo en los ojos y nariz que progresa a una ráfaga de estornudos ante la exposición a luz brillante, como al estar en un cuarto oscuro y salir al exterior durante el día. Puede llegar a ser molesto y, como ya dije, algo difícil de explicar para quienes no lo tienen, pero difícilmente es algo de vida o muerte.


Aun así, no deja de ser curioso; ¿no se supone que los estornudos son la respuesta ante un estímulo alérgico? ¿Acaso somos alérgicos al sol? Pues, es cierto que la mayoría de los estornudos se dan como respuesta a una irritación de la mucosa nasal, normalmente por contacto con sustancias como polvo o polen, y con el objetivo de eliminar todos estos agentes mediante la rápida expulsión de aire. Pero al igual que todo lo que ocurre en nuestro cuerpo, técnicamente lo que provoca los estornudos no son los estímulos mismos, sino los nervios. O más específicamente, uno de los doce pares craneales.


Los pares o nervios craneales son un conjunto de fibras craneales que se originan directamente en el cerebro o en el tronco del encéfalo, y que se distribuyen a lo largo de la cabeza, tórax y abdomen, cumpliendo funciones tan variadas como el movimiento de los ojos y músculos faciales, la percepción y transmisión de la información visual y olfatoria, y la deglución. De estos, el V par craneal, o trigémino, es el que se encarga de los estornudos.


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Y ya aquí nos vamos acercando a la raíz del problema. Aun no es del todo claro exactamente por qué algunas personas tienen estornudos fóticos, o incluso si es algo hereditario: se sospecha que tiene un patrón autosómico dominante, por lo que uno de cada dos hijos con esta condición también la padecerían, pero en un estudio realizado en 1995 solo el 27% de las 367 personas encuestadas refirieron tener algún padre con esta respuesta refleja. Sin embargo, la teoría más aceptada es que estos estornudos se originan debido a una cercanía anormal del II par craneal, el nervio óptico (encargado de transmitir la información visual hacia el cerebro) con el nervio trigémino. Al haber una sobreestimulación repentina del nervio óptico por la presencia de mucha luz en nuestro campo visual, el impulso “salta” hacia el nervio trigémino, confundiéndolo y creando la sensación de tener un agente irritante en la nariz, y provocando un estornudo en respuesta.


Existen otras teorías, como una que indica que la posible explicación a este fenómeno serían las lágrimas que suelen fluir ante exposición a luces muy brillantes y que posteriormente corren en dirección hacia las fosas nasales, irritándolas y causando los estornudos, aunque la velocidad a la que se suele generar la respuesta hace que esto sea poco probable. Otros estudios demuestran que es posible que haya una relación entre desviaciones del tabique nasal y los estornudos fóticos, ya que un alto porcentaje de quienes los padecen han reportado tener estas anomalías anatómicas. Si bien no estamos del todo seguro que causa esta reacción a la luz, lo que sí sabemos es que ocurre en casi un tercio de la población mundial, así que la próxima vez que tengas una ráfaga incontrolable de estornudos al despertar y ver la primera luz del día, recuerda: no estás solo.

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