Que no salten los ingenieros civiles. No me refiero a edificios. Tampoco me refiero a automóviles o experimentos científicos. En esos casos, el cuidado de los detalles garantiza que el edificio no se caiga, que no se le salga una rueda al carro mientras está en movimiento o que el experimento llegue a buen término.
Yo estoy hablando de los seres humanos, los cuales somos una mezcla única y variopinta de cualidades, que nos hace una huella digital cósmica. No hay otro igualito a ti. Alguna diferencia tienen inclusive los gemelos. En este caso y en este plano, no hay un ser humano perfecto, puesto que lleva consigo toda la dualidad que caracteriza el mundo que vivimos. Detalles “buenos” y “malos” conviven por igual en el mismo cuerpo.
Justo por esto es que no podrás apreciar, perfección, belleza ni encanto si te detienes a ver algún aspecto en particular que no te encaja. Seguro te los consigues y seguro estoy que muchos tienen la tendencia de agrandarlos.
En todo hay belleza porque todo está habitado por una esencia, por el espíritu, como le dice Julio Bevione. Si fuéramos capaces de ver la luminosa esencia seguro no le haríamos ni caso a ningún rasgo externo. Pero volvamos a un plano menos etéreo y más práctico.
En mi caso, veo esculturas y en general, no logro conectar con lo que evocan, lo que significan, qué tipo de arte es y otras yerbas aromáticas relacionadas. ¿Todas las esculturas son un arte poco digno de ver o apreciar solo porque yo no las entiendo?
Por fortuna no es así y las esculturas siguen su curso sin mí. Sin embargo, en el caso de la música, puedo escuchar casi cualquier cosa y disfrutar el ritmo, la melodía, la letra, la interpretación, los arreglos y un largo etcétera. Con la música me sale natural apreciar el conjunto, la mezcla de elementos. Si te enfocas solo en el aspecto que no te gusta, posiblemente te pierdas de apreciar algo que sí puedes valorar dentro de la misma pieza musical o peor aún: por juzgar a todo un género por una sola muestra, puedes cerrarle la puerta a otras melodías a las cuáles si les podrías conseguir algo agradable dentro de tu paladar musical.
Algo parecido pasa con los seres humanos. Si queremos escrutar palmo a palmo a cualquiera, le vamos a conseguir, siempre, algún defecto. Algo que no nos gusta, no nos cuadra. Algo que no encaja con nuestros gustos y expectativas. En la búsqueda de pareja podemos caer en el error de evitar apreciar el bosque viendo una rama que falta en uno de los árboles.
Créanme: en cada ser humano podemos encontrar belleza. El gran desafío es saltar por encima de nuestros sentidos corpóreo-mentales y mirar más adentro. Ya lo han hecho cuando les gustó aquel barrigón que les parecía encantador. Hay personas por las que hemos sido atraídos a los cuales no les podemos conseguir gracia física alguna. Hemos dicho en esos casos: “Es que tiene un <<no sé qué>>”.
Es maravilloso ir en búsqueda de esos tesoros ocultos porque eso nos permite mirar más allá de la cubierta física y las primeras impresiones que podemos haber recopilado.
Ahora imagina que has hecho una lista en la cual has volcado algunas características de la persona que deseas a tu lado. Digo algunas porque es imposible dar una descripción exacta de cómo lo queremos, son muchos detalles y variables. Sigamos imaginando: llega la persona, tal cual como la querías. Aquí se abre un abanico de posibilidades:
- Tiene todo lo que pediste o gran parte de ello. Pero, como te acabo de decir, es imposible hacer todas las especificaciones y luego, entender las consecuencias de las especificaciones que pediste. “Que tenga habilidades para arreglar cosas”. Concedido. Pero gracias a esto, tiene tendencia a tener las manos sucias porque le apasiona el asunto y todo lo quiere desarmar/reparar. En este caso, te tropiezas o bien con cosas que no habías previsto o bien con consecuencias lógicas de la configuración que deseabas. ¿Qué haría yo? Agradecer y aceptar. Maravillarme con mi poder creador y sentirme el hijo predilecto de Dios, que ababa de complacer mi petición. Lo que no me gusta, es simplemente parte del combo y la diversión. Ya obtuve lo que quería y desde allí tiene que ser más fácil.
- Es el resultado perfecto. Tiene todo lo que pediste y viene sin letra pequeña. Calza perfecto. Viene con todo. ¿De verdad crees que la vida es así? Sin desafíos, sin retos, sin contraste, en fin: sin posibilidad de crecer, aprender y avanzar. Es en el caos donde se obtienen valiosas lecciones. Si el resultado es extremadamente perfecto, probablemente te aburras. Es una posibilidad.
- Tiene todo lo que querías o gran parte de ello. Escribiste cosas del tipo: “Que sea un amante creativo, apasionado, viril, potente y fogoso”. Concedido. Pero para llegar allí, ese ser humano ha pasado por múltiples experiencias que quizás choquen con tus fundamentos morales. O quizás la mezcla se pasó de horno y es muy fogoso para tu ritmo. Aquí te toca algo duro: reconsiderar tu lista. Quizás no sabes bien lo que quieres. Quizás no estás listo(a) ¿Qué haría yo? Botaría la lista, porque mientras más específica, más expectativas y mientras más quiero controlar más me doy cuenta de que es imposible. Trabajaría en líneas más generales y vigilaría mi vibración, con el único objetivo de atraer lo que esté en mi frecuencia y dejar que la vida me sorprenda. Yo estaré dispuesto a apreciar la belleza donde quiera que pose mi mirada.
Es mucho más enriquecedor valorar el paquete entero, el conjunto, la mezcla y no pretender que eso que llegó sea la horma perfecta. ¿Vale la pena? ¿Posee muchas de las características que deseo? Yo solo preguntaría: ¿Dónde firmo? Y me lanzaría a descubrir a ese maravilloso ser humano que la vida me ha puesto al frente. Confío en la vida, en el universo y en la vibración que estoy emitiendo. Va a salir bien.
Amar a alguien que vale la pena debería ser muy fácil. Si vale la pena tiene atributos y cualidades que solo por eso lo hacen extremadamente valioso. ¿Tiene un juanete? Creo que podemos vivir con eso. ¿A veces se encierra como un caracol? Podemos manejarlo. Básicamente, porque amar es una decisión y el requisito único, si es que tendría que haberlo, es que elijamos bien a quien le vamos a prodigar ese amor de pareja.
No dejes ir oportunidades por miedo, perfeccionismo o ceguera. Consigue apreciar cuando tienes algo entre manos, único e irrepetible y lánzate a escribir un libreto de novela. Siempre estás a una decisión de cambiar el rumbo de tu vida. Solo una decisión.
Gustavo León
#LaFelicidadEsPortatil
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