La historia comenzó cuando un día del año 2018 mi madre nos invitó a visitar una amiga de ella, aceptamos ir ya que vive en una zona con mucha vegetación y el paisaje es agradable. Al bajarnos del autobus e iniciar la caminata a la casa de la amiga nos percatamos que habían muchos árboles de mango, por ser una zona montañosa, la cantidad de árboles que vimos era increíble.
Seguíamos caminando y nos comenzamos a dar cuenta que habían muchos mangos en el suelo, si no has visto un árbol de mango, estos suelen cargar muchos y terminan en el suelo. Mientras íbamos caminando, nos dimos cuenta que estaban en buen estado. Aprovechamos a recoger unos cuantos, pero no teníamos mucho lugar donde guardar en gran cantidad.
Los siguientes 3 años 2019,2020 y este 2021, no fueron la excepción de ir a recolectar mango en el camino de visitar a nuestra amiga, pues ya no sólo era amiga de mi mamá. Esto se convirtió en una tradición para nosotros. No sólo son los mangos, también es disfrutar del paisaje que se ha vuelto en un respiro en esta época de cuarentena que a veces nos deja sin aire.
Este año, cuando fuimos, sucedieron varias cosas interesantes como por ejemplo, el paisaje estaba muy bonito, habian muchas flores de distintos colores que adornaban todo el camino. Pudimos ver que la tierra ha respirado en esta época donde los humanos dejamos de hacer bulla, a eso sumamos unas semanas de lluvias que traen vida a la naturaleza.
Espero poder continuar con esta tradición todos los años. Después de un año de encierro, salir de casa se ha vuelto un lujo que muchos no se pueden dar y para mi, el poder disfrutar de la naturaleza y la buena compañía de amistades, fue una forma de recargar energías y continuar sobre llevando la cuarentena.
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