El taray es el árbol que prevalece en las áreas lacustres de las Tablas de Daimiel, ya sea en las zonas de ribera o en las islas diseminadas por parque nacional. Seguramente se debe a su capacidad para prosperar en climas secos y suelos húmedos y salobres, como el que se encuentra en la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana, y a la de sobrevivir en períodos de de inundación temporal. Me encanta la peculiar estructura de sus formas retorcidas e irregulares, generalmente de varios troncos muy ramificados. Troncos que, a veces caen, vuelve a arraigar y se levantan en nuevas formas tortuosas y asimétricas. Se asemejan mucho al estilo de mis pinceladas de acuarela. Se pueden ver con bastante frecuencia en mis cuadros, ya sea como manchas en el fondo, o convertidos en indudables protagonistas, como en este caso.
