Me viniste a visitar mientras dormía
cuando mi juicio se encontraba ausente
y la tristeza se tomaba el día.
Me diste un beso dulcemente
al tiempo que mi frente
sintió tu mano fría.
Te quedaste conmigo hasta la aurora
y sin pensarlo te hice mi señora.
Soñé en tu cuerpo de hielo, aventurado,
para luego morir de nuevo, aquí a tu lado...
Poesía e ilustración
@saulos