frente a frente,
y sus miradas formando un túnel,
atajo a la brevísima unidad,
donde los nombres estallan,
y el silencio, ceniza invasora, establece su dictadura
del que se desprenden gotas de sudor,
largos besos, tibios suspiros,
y que al cesar deja añoranzas en la boca,
la nostalgia tras la niñez evocada,
y el tiempo, como un río,
que vuelve a bifurcarse.