Thought and body in surreal style; done by me with Stable Diffusion
Yo pienso, por lo tanto, existo, por lo tanto, al menos mientras estoy pensando, soy algo, pertenezco a la Existencia como una cosa. Que el pensamiento me asegure eso no me asegura que el pensamiento pueda existir por sí solo, esto es, sin un cuerpo, o un algo de algún tipo que lo genere. ¿Puedo existir sin cuerpo, como sólo pensamiento? Es posible que sí, por lo que sé, que es nada.
La mayor parte del tiempo parece que tengo cuerpo. Aun si en algún sueño dejo de sentir el cuerpo y me siento y me pienso sólo pensamiento, soy algo que puede analizar el mundo de sueños; aun si sueño que no existe nada excepto mi pensamiento y, por ende, no recibo estímulo alguno de nada excepto de mi propio pensamiento sobre sí mismo, al pensar estoy haciendo elecciones sobre qué pensar.
Si estas elecciones son una ilusión sobre que elijo, esta debe, entonces, estar causada por algo más sobre mí, lo que implica que debo tener algo sobre lo que mi pensamiento se asienta; o bien, soy un ser-algo que es modificable por otra cosa, lo que significa que debo ser algo corpóreo por lo menos en el sentido práctico del término.
Y si sí soy yo dándome órdenes sobre qué pensar a mí mismo –pues en eso consistiría elegir tener ciertos pensamientos en vez de otros–, y si puedo recordar haber elegido eso, entonces ese recuerdo debe estar lo suficientemente corporizado como para haber quedado almacenado como recuerdo, un lugar a donde mi pensamiento pudo “ir” a buscarlo, y así, en general, el hecho de tener recuerdos –aun si fueran falsos–, el hecho de identificar en mí un pensamiento que tuve en el pasado implica que ese pensamiento estuvo en algún lugar mientras yo no lo estaba pensando; al menos, no lo estaba pensando conscientemente: con lo cual, en un caso, hay algo corpóreo que sirve de almacén a donde el pensamiento recurre para extraer de allí pensamientos que tuvo en el pasado de vuelta al presente; y en otro caso, soy dos tipos de pensamiento a la vez, el consciente y el inconsciente, pero siendo el inconsciente algo que piensa todos los pensamientos posibles al mismo tiempo –pues de otro modo, estarían en el lugar de los recuerdos, con lo que, esencialmente, estaríamos como en el caso anterior–; no obstante, esto marca necesariamente un límite entre los dos tipos de pensamiento, los conscientes y los inconscientes, y ese límite tiene que estar, o ser creado, sobre algo, además de ser algo no pensante el límite mismo, con lo cual, necesariamente, también en este caso el pensamiento es o está sobre algo corpóreo en el sentido práctico del término, aun si este algo corpóreo es una dualidad consciente-inconsciente autogenerada por una unidad original que sólo estaba compuesta de lo consciente.
Ahora bien, el pensamiento en el sentido no corpóreo, o con una corporeidad especial, puede coincidir con aquello llamado por religiones como alma. Descartes dice en su Discurso... que al poder imaginar el pensamiento sin cuerpo, demuestra que esa es la esencia del ser humano y que el alma existe (cómo el alma se comunica con el cuerpo es uno de los problemas sobre los que él mismo fue cambiando de opinión). Lo que escribí en esta parte explica mi desacuerdo en este punto pero, respecto a la supuesta alma como algo divino en el sentido de ininteligible para todo ser excepto Dios –su creador– encuentro un callejón sin salida. Si tengo un alma pero es parte de su definición o su esencia que jamás la comprenderé, intentarlo es inútil y una pérdida de tiempo a menos que el mismo Dios me la explique directamente, pero esto me lleva a preguntarme sobre la posibilidad de la existencia de algún dios.
Respecto a la existencia de algún Dios, Descartes dice que, al reconocerse como imperfecto pero con el poder de imaginar perfecciones, como por ejemplo la omnisciencia, estas ideas de perfección deben haber sido puestas en él por un ser verdaderamente perfecto. Yo digo que del hecho de que puedo dudar y de que si no dudara porque hubiera alcanzado la omnisciencia sería en el sentido del conocimiento un ser perfecto, no se deduce que deba existir un ser omnisciente para que yo pueda tener la idea de omnisciencia en mí, pues la omnisciencia no es más que tener todas las certezas posibles –verdaderas, si pide aclaración–, y si dudo es porque no tengo certeza; pero sale de poder pensar en la posibilidad de tener una certeza ante una duda que puedo derivar la idea de tener todas las certezas posibles –incluso si también pensara que es imposible tener certeza alguna–, porque al reconocer mi ignorancia sobre algo estoy reconociendo tanto que existe una información que yo no poseo como que ese algo que no poseo existe; por ende –con riesgo de sonar redundante–, de mi reconocimiento de que haya una sola cosa que yo ignoro puedo pensar en su opuesto, que es adquirir el conocimiento de esa cosa, y derivar de allí la idea de tener el conocimiento de todo lo que ignoro, o sea, la omnisciencia.
No niego con el párrafo anterior la existencia de algún Dios, sino un razonamiento específico para decir que existe. La existencia o no de dioses que por definición sean ininteligibles para los humanos lleva a inútiles callejones sin salida, pues cualquier cosa que se crea aprender sobre ellos podría estar totalmente equivocada y no saberlo jamás, contrario en este sentido a aquello en que, por lo menos, no sepamos si son cosas inteligibles para nosotros o no. Por eso, no veo utilidad para conocer adoptar como axioma que hay algún Dios que responda a esta definición de ser ininteligible, pues no hay posibilidad alguna de ver qué tanto se asemeja a la realidad dicho axioma; en el mejor de los casos, eso dependería del propio Dios, pero eso supondría también aceptar que tal Dios dice la verdad y, al ser ininteligible tal Dios, no hay razón para pensar que él no tendría motivo alguno para decir falsedades.
En conclusión, sin necesidad de tratar de afirmar ni negar la existencia de algún Dios (bajo la idea del dios cristiano o similares, extendible esto a cosas como el alma y los espíritus de todo tipo), concluyo que preguntarse por cosas que tengan como parte de su definición ser ininteligibles para la mente humana es una pérdida de tiempo como no se tomen las preguntas como meros ejercicios teóricos sin ningún valor práctico particular, excepto el posible de entretenimiento o, hasta algún punto, de entrenamiento para debatir. No confundir esto con cosas que decimos que nos resultan ininteligibles y que decimos que quizá nunca entendamos por completo (como podrían ser algunas cosas de la física, tal vez), pues en ese “quizá” está la razón para seguir investigando, pero en especial, de vuelta, porque no hay razón para confiar en un ser divino que sea ininteligible más allá de lo que él mismo supuestamente revele, mientras que las cosas total o parcialmente ininteligibles no requieren de confianza en sus acciones, pues son cosas que no actúan con consciencia.
No obstante, hay un ángulo por el que, entendiblemente, sea difícil aceptar como imposible conocer la existencia de un ser divino, y es el ángulo de que no creer en tal o cual ser divino puede condenarlo a uno al tormento de algún Infierno, lo que sí tiene una cuestión práctica aunque sólo se manifestara tras morir. Por lo tanto, esto muestra que, en realidad, más importante que si tal o cual dios existe, la pregunta más importante es: suponiendo que algún dios exista, ¿debo hacer lo que tal dios diga que debo hacer porque de otro modo me enviará al Infierno?
Decir que sí a esta pregunta implicaría reconocerme como esclavo, lo que implicaría reconocer a Dios como un tirano-esclavista, y mientras que el miedo a tal tirano podría ser una buena razón para hacer lo que dice y evitar sus latigazos en mi espalda, desde luego que nada implica por sí mismo sobre lo que yo deba hacer.
Si la respuesta fuera "no" porque en realidad yo confío en que lo que Dios diga que hay que hacer es lo justo, bueno y correcto sin saber yo por qué es así, eso implicaría que yo estaría haciendo buenas acciones sin ser bueno yo mismo, lo que equivaldría a convertirme en un robot sin juicio propio o en un zombi, y sin juicio propio no puedo saber si estoy de verdad haciendo lo que Dios quiere que haga –la gran pregunta aquí sería: ¿Dios dictó sus preceptos para ver quién los sigue porque los dictó el más poderoso o acaso los dictó para ver quiénes son los que se niegan a seguir al más poderoso por el mero hecho de que sea el más poderoso, siendo a estos últimos los que Dios considerará virtuosos?–.
Podría ser también que piense que todo lo que creo que hay que hacer es lo que Dios cree que hay que hacer porque él ha puesto eso en mí, pero poco tiempo pasaría hasta que entrara en conflictos potencialmente violentos con otros que creyendo en el mismo Dios que yo, o uno distinto, pensaran que ante una situación dada tienen que hacer una cosa distinta a lo que yo piense que hay que hacer, y si fueran acciones opuestas, sólo mediante la violencia podría prevalecer mi acción –que sería la que Dios quiere que haga–.
Entonces, entregar mi juicio a una deidad, mientras que podría ser bueno en cuanto al consiguiente deslinde de responsabilidad personal sobre las decisiones, lo pone a uno ineludiblemente también como un ser autodestructivo de su autonomía de juicio, que no podrá tener lo bueno de tomar sus decisiones por sus propios juicios y tendrá el perjuicio de renunciar a ellos, además de transitar un camino de potenciales dolores según qué piense o sienta que Dios ordena. Es este un camino de duda sobre si estoy haciendo o no lo que Dios quiere pero sin llegar a saber nunca ni siquiera si me he equivocado.
Así, tanto el miedo permanente al tirano como el desprendimiento del juicio propio son caminos desagradables que transitar, por lo que es mejor buscar otros caminos que puedan ser mejores, y por ende los otros caminos en los que tal vez haya mejores alternativas son los no religiosos. A priori, los caminos no religiosos serían los caminos científicos. Pero ¿qué son los caminos científicos? ¿Qué son las ciencias?
I think, therefore, I exist, therefore, at least while I am thinking, I am something, I belong to Existence as a thing. That thought assures me that does not assure me that thought can exist on its own, that is, without a body, or a something of some kind that generates it. Can I exist without a body, as only thought? It is possible that I can, for all I know, which is nothing.
Most of the time I seem to have a body. Even if in some dream I stop feeling the body and feel and think myself only thought, I am something that can analyze the dream world; even if I dream that nothing exists except my thought and thus I receive no stimulus from anything except my own thought about itself, in thinking I am making choices about what to think.
If these choices are an illusion about what I choose, this must, then, be caused by something else about me, which implies that I must have something upon which my thinking rests; or else I am a being-something that is modifiable by something else, which means that I must be something corporeal at least in the practical sense of the term.
And if it is indeed me giving myself orders about what to think to myself-for that would be what choosing to have certain thoughts rather than others would consist in-and if I can remember choosing that, then that memory must be embodied enough to have been stored as a memory, a place where my thought could have "gone" to look for it, and so, in general, the fact of having memories-even if they were false-the fact of identifying in me a thought I had in the past implies that that thought was somewhere while I was not thinking it; at least, I was not consciously thinking it: so that, in one case, there is something corporeal that serves as a storehouse to which the thought resorts in order to draw from there thoughts it had in the past back to the present; and in another case, I am two kinds of thought at once, the conscious and the unconscious, but the unconscious being something that thinks all possible thoughts at the same time - for otherwise they would be in the place of memories, so that, essentially, we would be as in the previous case; Nevertheless, this necessarily marks a boundary between the two types of thought, the conscious and the unconscious, and that boundary must be, or be created, upon something, as well as the boundary itself being something non-thinking, whereby, necessarily, also in this case thought is or is upon something corporeal in the practical sense of the term, even if this corporeal something is a conscious-unconscious duality self-generated by an original unity which was only composed of the conscious.
Now, thought in the non-corporeal sense, or with a special corporeality, can coincide with what is called by religions as soul. Descartes says that by being able to imagine thought without a body, he demonstrates that this is the essence of the human being and that the soul exists (how the soul communicates with the body is one of the problems on which he himself changed his mind). What I wrote in this part explains my disagreement on this point but, regarding the supposed soul as something divine in the sense of unintelligible to every being except God - its creator - I find a dead end. If I have a soul but it is part of its definition or its essence that I will never understand it, trying to do so is futile and a waste of time unless God himself explains it to me directly, but this leads me to wonder about the possibility of the existence of some god.
Regarding the existence of some God, Descartes says that, recognizing himself as imperfect but with the power to imagine perfections, such as omniscience, these ideas of perfection must have been put into him by a truly perfect being. I say that from the fact that I can doubt and that if I did not doubt because I had attained omniscience I would be in the sense of knowledge a perfect being, it does not follow that there must be an omniscient being for me to have the idea of omniscience in me, for omniscience is nothing more than having all possible certainties-true, if you ask for clarification-and if I doubt it is because I have no certainty; but it is from being able to think of the possibility of having a certainty in the face of a doubt that I can derive the idea of having all possible certainties -even if I also think that it is impossible to have any certainty-, because by recognizing my ignorance about something I am recognizing both that there is information that I do not possess and that this something that I do not possess exists; therefore -at the risk of sounding redundant-, from my recognition that there is only one thing that I ignore I can think of its opposite, which is to acquire the knowledge of that thing, and derive from there the idea of having the knowledge of everything that I ignore, that is, omniscience.
I am not denying with the previous paragraph the existence of any God, but a specific reasoning to say that he exists. The existence or not of gods that by definition are unintelligible to humans leads to useless dead ends, for whatever we think we learn about them could be totally wrong and never know it, contrary in this sense to that in which, at least, we do not know if they are intelligible things to us or not. Therefore, I see no use in knowing to adopt as an axiom that there is some God who meets this definition of being unintelligible, for there is no possibility of seeing how closely such an axiom resembles reality; at best, that would depend on God himself, but that would also mean accepting that such a God speaks the truth and, such a God being unintelligible, there is no reason to think that he would have no reason to tell falsehoods.
In conclusion, without needing to try to affirm or deny the existence of any God (under the idea of the Christian god or the like, extendable this to such things as the soul and spirits of all kinds), I conclude that asking questions about things that have as part of their definition being unintelligible to the human mind is a waste of time as long as the questions are not taken as mere theoretical exercises of no particular practical value, except possibly for entertainment or, to some extent, for training in debating. Do not confuse this with things we say we find unintelligible and say we may never fully understand (as might be some things in physics, perhaps), for in that "perhaps" lies the reason for further inquiry, but especially, back, because there is no reason to trust a divine being who is unintelligible beyond what he himself supposedly reveals, whereas wholly or partially unintelligible things do not require trust in his actions, for they are things that do not act with consciousness.
However, there is one angle by which it is understandably difficult to accept as impossible to know the existence of a divine being, and that is the angle that not believing in this or that divine being can condemn one to the torment of some Hell, which does have a practical issue even if it only manifested itself after death. Therefore, this shows that, in reality, more important than whether this or that god exists, the more important question is: assuming that some god exists, must I do what such a god says I must do because otherwise he will send me to Hell?
To say yes to this question would imply acknowledging myself as a slave, which would imply acknowledging God as a tyrant-slave, and while fear of such a tyrant might be a good reason to do what he says and avoid his lashes on my back, it certainly implies nothing by itself about what I should do.
If the answer were "no" because I actually trust that whatever God says to do is the just, good and right thing to do without knowing myself why it is so, that would imply that I would be doing good deeds without being good myself, which would amount to turning me into a robot without self-judgment or a zombie, and without self-judgment I cannot know whether I am actually doing what God wants me to do - the big question here would be: Did God dictate his precepts to see who follows them because the most powerful dictated them, or did he dictate them to see who are the ones who refuse to follow the most powerful just because he is the most powerful, the latter being the ones God will consider virtuous? -.
It could also be that I think that everything I believe must be done is what God believes must be done because he has put that in me, but little time would pass before I would enter into potentially violent conflicts with others who, believing in the same God as me, or a different one, think that in a given situation they must do something different from what I think must be done, and if they were opposite actions, only through violence could my action -which would be the one God wants me to do- prevail.
So, handing over my judgment to a deity, while it could be good in terms of the consequent release of personal responsibility for decisions, inevitably puts one also as a self-destructive being of his autonomy of judgment, who will not be able to have the good of making his decisions by his own judgments and will have the harm of renouncing them, besides walking a path of potential pains according to what he thinks or feels that God orders. This is a path of doubt as to whether or not I am doing what God wants but never even knowing if I have made a mistake.
Thus, both the permanent fear of the tyrant and the detachment from one's own judgment are unpleasant roads to travel, so it is better to look for other roads that may be better, and therefore the other roads in which there may be better alternatives are the non-religious ones. A priori, the non-religious paths would be the scientific paths. But what are scientific paths? What are the sciences?
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