Hoy recuerdo que los recuerdos son mi ayer. Mi café y su sabor me hacen pensar.
Descubro que mis recuerdos son como las olas del mar. Se forman, se agitan y luego se desvanecen.
Mis recuerdos más bellos, sin embargo, son como las estrellas. Brillan con luz propia, permanecen en mi corazón y siempre puedo volver a ellos, no estando siempre visibles. Aunque hay algo que me entristece y es que son los recuerdos más bellos los que más rápido se desvanecen. ¿Será porque son demasiado perfectos para ser reales? ¿O es porque me duele demasiado recordarlos?
De seguro es un poco de ambas cosas, porque a menudo aquellos recuerdos que me llenan de alegría, amor y paz tienen la fuerza para moverme y hacerme avanzar. Son recuerdos que me hacen sentir bien y que me hacen ver lo mejor de la vida. Pero, a la vez, son recuerdos que me hacen sentir nostalgia y tristeza. Me recuerdan que la vida es fugaz y que los momentos felices son siempre limitados.
Los recuerdos van y vienen cual brisa mañanera. Aún así son muy importantes, definiéndome como persona y me dan esperanza para el futuro. Son ellos los que me recuerdan que la vida es bella, incluso cuando es fugaz.
Son los recuerdos los que me permiten entender que soy eso vivido, los pasos dados, el camino recorrido. Soy el abrazo de dolor, la risa de alegría y el silencio de vergüenza por el error cometido.
Pensar en mis recuerdos es reflexionar sobre la naturaleza del tiempo y la memoria, acerca de mi existencia, las experiencias que he podido experimentar.
Tomo mi café y comprendo que los recuerdos son las emociones que he sentido, las personas que he conocido y las cosas que he podido aprender.
Hoy recuerdo que los recuerdos son mi ayer.
Today I remember that memories are my yesterday
Today I remember that memories are my yesterday. My coffee and its taste make me think.
I discover that my memories are like the waves of the sea. They form, they churn, and then fade away.
My most beautiful memories, however, are like stars. They shine with a light of their own, they remain in my heart and I can always return to them, not being always visible. Although there is something that saddens me and that is that it is the most beautiful memories that fade the fastest. Is it because they are too perfect to be real? Or is it because it hurts too much to remember them?
Surely it is a bit of both, because often those memories that fill me with joy, love and peace have the strength to move me and make me move forward. They are memories that make me feel good and that make me see the best in life. But, at the same time, they are memories that make me feel nostalgic and sad. They remind me that life is fleeting and happy moments are always limited.
Memories come and go like a morning breeze. Yet they are very important, defining me as a person and giving me hope for the future. It is they that remind me that life is beautiful, even when it is fleeting.
It is the memories that allow me to understand that I am what I have lived, the steps I have taken, the road I have traveled. I am the embrace of pain, the laughter of joy and the silence of shame for the mistake made.
To think about my memories is to reflect on the nature of time and memory, about my existence, the experiences I have been able to undergo.
I sip my coffee and understand that memories are the emotions I have felt, the people I have met and the things I have been able to learn.
Today I remember that memories are my yesterday.
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