Divagaciones 117: "Entre la ficción y la no ficción", por bonzopoe

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A veces olvido lo importante de leer para poder escribir, sobre todo cuando leo libros de no ficción. Son a veces tan técnicos, tan llenos de citas y referencias para validar lo que dicen, que la lectura es como caminar o correr esquivando obstáculos, o lo que posiblemente es peor, parando para revisar cada uno de ellos antes de seguir.

Uno aprende mucho, eso no se discute, amplia sus horizontes, se culturiza, pero la lectura no siempre se saborea. Estas masticando una línea y de repente se te traba entre los dientes un dato, y tienes que parar para sacarlo antes de continuar, y luego la línea ya no te sabe igual, y a veces el hecho hasta te espanta el hambre, y paras de leer.

Leer algunos libros de no ficción es como comer pescado, uno nunca sabe cuando se le escapará una espina que se le clavará en una encía, o lo que es peor, en la garganta. Uno lee con precaución, quitando las espinas sobre la marcha, y no siempre puede comer totalmente relajado y disfrutar el pescado con todo su sabor y sus nutrientes.

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Al final de la lectura uno está un poco más sano y mejor alimentado que antes, pero la experiencia no siempre es la mejor. Sin embargo con los libros de ficción la historia suele ser diferente. Uno puede tener acceso al sabor puro de lo que lee sin interrupciones, o mucho menos que con los libros de no ficción.

Los libros de ficción, dependiendo del género pueden tener o no citas. Estas suelen estar presentes en los libros históricos, o aquellos que se inspiran o hacen referencia a en algún momentos a datos reales, o a otros libros y/o autores, pero muchísimos de ellos no las tienen, sencillamente porque no las necesitan, precisamente porque son de ficción.

Todo esto viene a colación porque después de leer un libro muy interesante de Jonathan Haidt, titulado 'La generación ansiosa', estoy leyendo una novela ganadora del Premio Pullitzer titulada 'Middlesex' del escritor norteamericano Jeffrey Eugenides, y no hay punto de comparación entre las dos experiencias lectoras, sencillamente se trata de bestias diferentes.

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Fuentes: 1, 2

Y después de pasármela revisando y checando citas mientras leía el libro de Haidt, leer ahora a Eugenides de corrido, sin tener que parar nunca a checar o verificar un dato, es un deleite. La lectura es como un dulce que se deshace en tu boca, es un verdadero disfrute.

La vida es algo parecido. Hay etapas que se disfrutan casi hasta la locura, y otras en que uno se tiene que detener todo el tiempo antes de cada decisión, y después de cada acontecimiento, y en este sentido la crianza de los hijos y algunas relaciones de pareja son un buen ejemplo.

Ojalá y todo fuera siempre miel sobre hojuelas y pudiéramos dedicarnos solo a vivir el momento sin pensar en nada más, pero eso no es posible. Como en los libros de no ficción, en la vida hay cosas que necesitan estar bien sustentadas en citas y referencias para poder sostenerse, mientras que como en los libros de ficción, hay otras que simplemente hay que experimentar y disfrutar al máximo, sino no valen la pena. La clave está en el equilibrio.

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Volviendo a los libros ya mencionados, ya les hablaré de ambos en su momento, o al menos eso espero, siempre y cuando no me trague la espina de alguna próxima lectura, o me de un coma diabético por otra. Mientras tanto muchas gracias por leerme y hasta la próxima.




©bonzopoe, 2024.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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