El valor para no estar de acuerdo con algo - Reflexiones filosóficas de un pensador nocturno: 24/10/2024

Hoy en día veo con suma preocupación muchas cosas que ocurren en el mundo; pero una de las que más me hacen pensar es acerca de la que vengo a hablarles en esta ocasión. El asunto en cuestión (que además de preocupación me causa verdadero estupor), es cómo las personas confunden el hecho de no estar de acuerdo con algo, con falta de empatía, comprensión e incluso, información y comprensión.


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Tiempos de los "egos de cristal"

Antes que nada, démonos cuenta de que vivimos en tiempos muy complicados. Básicamente, las generaciones nuevas no tienen tanto interés en el conocimiento ni en la verdadera información, sino en lo que creen que es información y conocimiento, que suelen ser muchas veces formas tergiversadas de lo que sucede en la realidad, pero que les acomoda y lo creen y sostienen incluso sin tener conciencia de total de lo que está sucediendo en tal sentido.

Por algo estos tiempos son definidos por muchos como la época de los "egos de cristal", donde por decir verdades incómodas (que se salen de lo que ahora llaman "lo políticamente correcto"), pueden alguunos sentirse ofendidos o aludidos; lo que te puede ocasionar ser desprestigiado, criticado, e incluso insultado por quienes oyen o leen lo que tú como persona puedas expresar de manera objetiva y sincera sobre cualquier tema.

Pero no puede esto sorprendernos mucho, después de todo, hoy en día muchas opiniones y creencias se toman como hechos, pero también sucede a la inversa, o sea, muchos hechos se toman como si fuesen opiniones y creencias; por supuesto, esto es algo que es realmente alarmante en más de un sentido.

Ahora, con tanta tecnología ocupando nuestras mentes y nuestro tiempo, hasta cierto punto es comprensible (pero no justificable, ni deseable, ni razonable), que muchas personas vivan en su propios mundos "hechos a su propia medida". Porque las personan se separan de la realidad convencional y ordinaria, para vivir de lleno en el mundo digital, donde la realidad buscada y aceptada es según la conveniencia y creencia que se tenga. Esto es de lo que hablé en el post donde traté el tema del "sesgo de confirmación" (que mis asiduos lectores deben recordarlo y quienes no lo hayan leído, les recomiendo buscarlo y leerlo aquí en Hive).

Como sea, el caso es que en ese actuar pasa que el devenir de las cosas, el entendimiento de lo que es real, se pierde entre la ficción y las "fake news" (o noticias falsas), tan en boga por culpa de la mayoría de las redes sociales, pero también, por culpa del "mal juicio" y la falta de discernimiento de las fuentes de información por parte de la mayoría de la gente.


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La falacia del acuerdo total

Toda la situación que acabo de explicar es problemática en muchos sentidos, y se agrava porque muchas personas en la actualidad confunden sus identidades con sus opiniones, y los hechos con las creencias. Entonces, no hay discernimiento, ni mesura en un juego donde sus "egos personales" toman el control y donde el sentido común brilla por su ausencia. La realidad es que mucha gente no entiende que la diversidad de opiniones es un derecho de todos, y que la confrontación de puntos de vista es algo necesario para el debate productivo y el avance y la creatividad en el mundo.

Además, al mezclar a sus egos en la ecuación, por irónico o asombroso que pueda parecer, las personas entonces creen que todos tienen que estar de acuerdo con lo que sea que ellas piensan o dicen, para poder sentirse validadas, y poder llevarse bien con los demás; porque de lo contrario, se sienten mal y se sienten agraviadas, ya que tienen la falsa certeza de ser dueñas de la verdad absoluta de las cosas.

Creen ser dueñas de la realidad, por lo que creen que saben y están informadas de todo lo que pasa (en las áreas de sus intereses) más allá de toda duda, y que quienes opinan en contra de lo que ellas sostienen (sin importar lo lógico que pueda resultar el argumento), están equivocados, y merecen censura y veto.

El punto central que muchas personas parecen ignorar en todo esto, es que nadie es dueño de la verdad absoluta de nada, y que una cosa son las opiniones y otra muy distinta son los hechos. No entienden que los hechos son de naturaleza irrefutable; son demostrados y demostrables, por lo que constituyen la verdad objetiva de las cosas (dicho en forma simple; los hechos son confirmados científica o empíricamente por la realidad).

Pero las opiniones, en cambio, no son hechos, sino que son puntos de vista que por su misma condición, son debatibles y susceptibles de interpretaciones diversas; y susceptibles también de acuerdos y desacuerdos entre las personas que las puedan sostener o adversar. Pero las implicaciones de los acuerdos y los acuerdos no deberían ser, en ningún caso, tomados como de naturaleza personal. Ya que cuando se refuta o se difiere de un punto de vista con argumentos, lo único que debería estar presente como contrapeso, son argumentos válidos, pero no insultos, ni descalificaciones a la parte interlocutora.

Por lo que entonces debemos entender que toda opinión emitida con argumentos lógicos y con respeto, debe ser respetada; aún si no la aceptamos y no estamos de acuerdo con ella. Porque hay que entender que cuando esto no sucede entonces se cae en lo que yo llamo "la falacia del acuerdo total"; que es cuando las personas tienen la certeza y el deseo de que sus opiniones sean validadas por los demás, más allá de cualquier consideración lógica al respecto; y más allá de que ellas no saben respetar las opiniones de los demás. Esta es una actitud infantil de rechazo a toda opinión contraria a la opinión personal y algo totalmente cuestionable en todo sentido.

Este tipo de situaciones las vemos, por ejemplo, cuando nos topamos con personas a la que si les dices algo opuesto a lo que ellas piensan, entonces te insultan, o te critican atacándonte de la manera más personal, visceral y directa; porque sostienen la falacia de que "si no estas de acuerdo conmigo en todo, entonces eres mi enemigo". Pero si la cosa fuese así realmente, el debate no existiría, la filosofía no existiría, tampoco la ciencia existiría, y con esto, tampoco hubiese sido posible todo el progreso de la humanidad.


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El valor para expresar nuestros puntos de vista

Entonces sucede que por no decir verdades incómodas, muchas personas se abstienen de emitir sus opiniones o creencias; por temor de que puedan ser malentendidas, criticadas, e incluso, vetadas o sancionadas socialmente. Esto es así al punto de que muchas personas prefieren callar, o sumarse a opinar cosas que no creen realmente, y que no tienen fundamento ni sustento verdadero en la realidad, con tal de no desencajar ni incomodar a los demás, por temor a sufrir las consecuencias de lo que el desacuerdo de los demás pueda significar.

Pero sobra decir que esto es un error (aunque uno bastante habitual y lamentable), y al que debemos prestar cuidadosa atención para no cometerlo, puesto que tiene una serie de consecuencias negativas a todas luces; entre ellas, la pérdida del sentido crítico constructivo y del pensamiento o postura basado en argumentos sólidos o con fundamento. Por lo que para no cometer este tipo de errores, hay que tener valor para saber que tener criterio personal es importante, y que nuestras opiniones sobre cualquier cosa cuentan, y que deben estar sustentadas en el sentido común y en argumentos lógicos.

Ya que no estamos hablando aquí de oponernos a lo que otros puedan decir o pensar por simplemente llevar la contraria, o para demostrar algo que no se es o no se piensa, sino de tener la valentía para saber expresar tanto cuando estamos de acuerdo con una opinión ajena, como cuando estamos en desacuerdo con la misma. Y que nuestra opinión se sustente en razones justificables; por lo que si algo no nos parece justo, válido o correcto, debemos saber exactamente las razones por lo que nos parece que es así.

Debemos tener valor para entender que aunque muchas personas puedan diferir de lo que pensamos o decimos; nuestro criterio vale y debe ser respetado por los demás, tanto como valen y debemos respetar el criterio ajeno bien fundamentado. Pero además, debemos saber que todo criterio, sea nuestro o de quien sea, es susceptible de ser debatido y refutado, cuando se le confronta respetuosamente con argumentos lógicos razonables y bien sustentados. Y la sabiduría y el sentido común viene de tener la humildad y habilidad para cambiar nuestros puntos de vista sobre algo, cuando alguien nos prueba que podemos estar incurriendo en un error.

Pero probar que nuestro punto de vista es un error, es llegar al punto de determinar los hechos sobre el asunto en cuestión. Por lo que hasta que alguien no nos pruebe (más allá de toda duda) que nuestro punto de vista en determinada materia es un error, tenemos pleno derecho a pensar y expresarnos como lo consideramos pertinente, siempre que sea (como ya dije), de manera respetuosa para con los demás, y apoyándonos en el sentido común.

Yo pienso que toda opinión a favor o en contra de algo, debe ser un signo de autenticidad personal, respeto, lógica y objetividad. Y en lo personal valoraré siempre más una opinión personal sincera, razonada y lógica aunque me adverse, que una opinión que carezca de estas cualidades, aunque pretenda adularme o darme la razón.

Pero en todo lo esgrimido hasta ahora, radica la facultad de cada persona a expresar sus opiniones en el contexto de los derechos más basicos y elementales del ser humano. En todo esto, me viene a la mente la muy conocida frase "No estoy de acuerdo con lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo" (que se atribye errónea o certeramente al filósofo francés Voltaire), ya que señala de manera muy enfática y resumida todo lo expuesto.

¿Qué opinas sobre el tema tratado? Por favor comenta.


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