En mi reflexión invertiré el orden de los obstáculos presentados por el doctor Ríos, porque considero que para cambiar un comportamiento que es negativo para nosotros es importante ir a la causa que lo genera, concientizar qué nos hace elegir un camino y no otro. Las decisiones que tomamos, que nos llevan actuar de una determinada manera, por lo general están vinculadas con ideas que tenemos basadas en nuestras experiencias o en modelos mentales que hemos asumido de las personas que nos rodean y las tomamos como verdad, aunque con frecuencia no somos conscientes de ello.

Si oigo constantemente que no soy capaz de hacer algo o que algo es difícil o malo, y pienso que algo me causará sufrimiento, es muy probable que el miedo me paralice cada vez que esa situación aparezca o cuando debo enfrentarme una situación inédita para mí, porque mi mente se anticipa y crea un escenario catastrófico en el que no logro vencer el obstáculo exitosamente. Puedo negar incluso mis propios conocimientos, experiencias y habilidades, los borro, porque me convenzo de que no soy capaz. Aparece el miedo y me sabotea.

El miedo es un mecanismo instintivo de defensa, que nos prepara para enfrentar situaciones de peligro, situaciones que pueden hacernos daño. Incluso puede ser nuestro aliado y nos ayuda a preveer situaciones o personas ante las que debemos estar alertas, que pueden ser negativas. El miedo per se no es malo. Pero cuando nos anclamos en el miedo y nos impide llevar adelante proyectos que nos pueden beneficiar o mejorar aspectos en nosotros, y se transforma en un obstáculo, es necesario enfrentar el miedo.

En algunos momentos de mi vida en que me he sentido estancada personal y profesionalmente entendí que tenía que vencer el miedo y generar cambios en mi vida. Por ejemplo, cuando me fui de la casa de mis padres a los 23 años. Papá era demasiado controlador e imponía su voluntad de manera absoluta y yo me sentía ahogada. Yo quería elegir mi propia vida, empezar a tomar mis propias decisiones, sin vivir bajo el techo de una suerte de policía que me imponía lo que podía hacer o no hacer y una madre pesimista, depresiva, que constantemente me bombardeaba con ideas negativas sobre el mundo, sobre las personas, sobre el amor, sobre ser mujer.

Durante más de una década me fui, viví en diversas partes de la ciudad, e incluso viví un tiempo en otra ciudad algunos meses, Mérida, pero terminaba regresando a la casa paterna. A causa de otro miedo que se gestó en la casa paterna, el miedo al dinero, que aún hoy no he logrado vencer. Ese miedo me impedía lograr la estabilidad económica. Papá decía que el dinero es malo, que el dinero corrompe a las personas. Hablaba cuatro idiomas, tenía habilidad con los números y sin tener una carrera universitaria, trabajó en un banco 50 años, negándose a aceptar un cargo gerencial. Le ofrecieron trabajos muy bien remunerados y los rechazó. Les pongo este ejemplo, el de mi padre, para mostrarles que tal como expresa el doctor Ríos cuando convocó esta iniciativa, hay creencias erróneas que nos pueden anclar en la pobreza, aún teniendo capacidades para vivir en bienestar y abundancia.

No sé qué mecanismo psicológico nos ancla en la negatividad. Tal como plantea el doctor Ríos es una tendencia humana, recordar más fácilmente lo negativo, lo malo, lo que nos causa frustración o dolor. Como budista he terminado entendiendo que pensar que algo es bueno o malo es una percepción, que nuestra mente construye según ciertos parámetros aprendidos. Lo que haces con las experiencias en la vida depende de cómo las enfocas. Hay personas que aprenden de los errores o de las situaciones difíciles y se fortalecen con ellas. Hay otras a quienes las frustraciones o las equivocaciones las destruyen.

Lo contrario de la negatividad, que te encierra en una realidad pequeña, limitada, sesgada, oscura, es la resiliencia. La capacidad de adaptarte a los cambios, anclándote en tus fortalezas, confiando en ti, convenciéndote en que sí puedes superar las dificultades. Reenfocar tu perspectiva y anclarte en tus posibilidades, en las herramientas que has aprendido, en las experiencias positivas y en tus éxitos. Eso sí te tengo yo, la perseverancia. Cuando un proyecto no camina, me invento otro. Me ha tocado reinventarme en diversos momentos de mi vida. Recuerdo que tenía resistencia a dar cursos online, pero cuando comenzó la pandemia del Covid-19 inicié mi taller de poesía online “El hilo de Ariadna” y luego he dado otros cursos de cuento, de crónica, de redacción.

Como ya expresé en las líneas dedicadas al miedo, cuando este nos atrapa con frecuencia nos paraliza, llenando nuestra mente de pensamientos catastróficos. Pero a veces no somos conscientes de que esos pensamientos están allí deteniéndonos. Puede ser un saboteador silencioso que se presenta a través de la procrastinación. Es decir, sabes que tienes que hacer algo pero no lo haces. Tienes un proyecto, lo planificas, pero no actúas, no haces lo que tienes que hacer para concretarlo. Debo confesar que me ha estado ocurriendo.

En los últimos años he participado en diversos cursos de marketing digital, he tenido la asesoría de mi hermana mayor, que también se ha formado en esa área. Pero no he sido constante, no estoy aplicando lo aprendido para ampliar la proyección de mis cursos y servicios en las redes sociales y tener así ingresos estables. No estoy organizando mi agenda de una manera adecuada. Si quiero salir de mi zona de confort tengo que hacerlo. Aunque es cierta la grave crisis que está atravesando mi país, Venezuela, y esto puede influir en la proyección de mi trabajo, por eso mismo es necesario un esfuerzo mayor que no he estado haciendo. De nada te sirve formarte para hacer un cambio si luego no actúas, tienes que actuar y ser constante. La inamovilidad, la inacción te aleja de tus metas.

El ser humano está lleno de contradicciones, no siempre logramos alinear lo que pensamos, con lo que sentimos y lo que decimos. Dudar o tener miedo está bien. Lo que no podemos hacer es quedarnos permanentemente en las contradicciones de nuestra mente, porque eso nos impide avanzar. O dejarnos arrastrar por nuestros sentimientos o deseos. Lo ideal es buscar un equilibrio. Entender, que la mayoría de las veces la dificultad para superar los obstáculos está en nuestra mente, en nuestros pensamientos, que nos llevan a la inacción y nos impiden crecer. ¿Llegaste hasta aquí? Gracias por leerme.

In my reflection I will reverse the order of the obstacles presented by Dr. Ríos, because I consider that in order to change a behaviour that is negative for us, it is important to go to the cause that generates it, to become aware of what makes us choose one path and not another. The decisions we make, which lead us to act in a certain way, are usually linked to ideas we have based on our experiences or on mental models we have assumed from the people around us and we take them as truth, although we are often unaware of this.

If I constantly hear that I am not capable of doing something or that something is difficult or bad, and I think that something will cause me suffering, it is very likely that fear will paralyse me every time that situation appears or when I have to face a situation that is new to me, because my mind anticipates and creates a catastrophic scenario in which I fail to overcome the obstacle successfully. I may even deny my own knowledge, experience and skills, I erase them, because I convince myself that I am not capable. Fear appears and sabotages me.

Fear is an instinctive defence mechanism that prepares us to face dangerous situations, situations that can harm us. It can even be our ally and help us to foresee situations or people we need to be alert to, which can be negative. Fear per se is not bad. But when we are anchored in fear and it prevents us from carrying out projects that can benefit us or improve aspects of us, and it becomes an obstacle, it is necessary to face fear.

There have been times in my life when I have felt stuck personally and professionally that I understood that I had to overcome fear and make changes in my life. For example, when I left my parents' house at the age of 23. Dad was too controlling and imposed his will absolutely and I felt stifled. I wanted to choose my own life, to start making my own decisions, without living under the roof of a kind of policeman who imposed on me what I could or could not do and a pessimistic, depressive mother who constantly bombarded me with negative ideas about the world, about people, about love, about being a woman.

For more than a decade I left, I lived in different parts of the city, and even lived for a few months in another city, Mérida, but I ended up returning to my father's house. Because of another fear that developed in the parental home, the fear of money, which I still haven't managed to overcome. That fear prevented me from achieving economic stability. Dad used to say that money is bad, that money corrupts people. He spoke four languages, was good with numbers and, without a university degree, worked in a bank for 50 years, refusing to accept a management position. He was offered high-paying jobs and turned them down. I give you this example, that of my father, to show you that, as Dr. Ríos said when he called for this initiative, there are erroneous beliefs that can anchor us in poverty, even though we have the capacity to live in wellbeing and abundance.

I don't know what psychological mechanism anchors us in negativity. As Dr. Rios says, it is a human tendency to remember more easily what is negative, what is bad, what causes us frustration or pain. As a Buddhist I have come to understand that thinking that something is good or bad is a perception, which our mind constructs according to certain learned parameters. What you do with experiences in life depends on how you approach them. Some people learn from mistakes or difficult situations and grow stronger from them. There are others who are destroyed by frustrations or mistakes.

The opposite of negativity, which locks you into a small, limited, biased, dark reality, is resilience. The ability to adapt to change, anchoring yourself in your strengths, trusting in yourself, convincing yourself that you can overcome difficulties. Refocus your perspective and anchor yourself in your possibilities, in the tools you have learned, in the positive experiences and in your successes. That is what I have for you, perseverance. When a project doesn't work, I invent another one. I have had to reinvent myself at different times in my life. I remember that I was reluctant to give online courses, but when the Covid-19 pandemic began, I started my online poetry workshop ‘El hilo de Ariadna’ (Ariadne's Thread) and then I have given other short story, chronicle and writing courses.

As I have already expressed in the lines dedicated to fear, when fear grips us it often paralyses us, filling our mind with catastrophic thoughts. But sometimes we are not aware that these thoughts are there holding us back. It can be a silent saboteur that presents itself through procrastination. That is, you know you have to do something but you don't do it. You have a project, you plan it, but you don't act, you don't do what you have to do to make it happen. I must confess that this has been happening to me.

In recent years I have participated in various digital marketing courses, I have had the advice of my older sister, who is also trained in this area. But I have not been consistent, I am not applying what I have learned to expand the projection of my courses and services on social networks and thus have a stable income. I am not organising my schedule properly. If I want to get out of my comfort zone I have to do it. Although it is true that there is a serious crisis in my country, Venezuela, and this can influence the projection of my work, for that reason it is necessary to make a greater effort, which I have not been doing. It's no use training yourself to make a change if you don't then act, you have to act and be constant. Immobility, inaction takes you away from your goals.

Human beings are full of contradictions, we do not always manage to align what we think with what we feel and what we say. To doubt or to be afraid is fine. What we cannot do is to stay permanently in the contradictions of our mind, because that prevents us from moving forward. Or let ourselves be dragged down by our feelings or desires. The ideal is to seek a balance. To understand that most of the time the difficulty to overcome obstacles is in our mind, in our thoughts, which lead us to inaction and prevent us from growing. Did you get this far? Thank you for reading me.