Sinceramente, según tengo entendido, un regalo no es más que darle un presente a alguien, ya sea miembro de tu familia o no, donde trae consigo alegría a tu día y llena tu alma. Pero es que, si al caso vamos algunos obsequios, como un buen libro, son admirados porque demuestran que el destinatario es visto como una persona culta o todo lo contrario como un acto incomprensible que hace pensar al receptor: ¡Pero cómo puede alguien creer que uso esta ropa, escucho este disco o uso esta colonia. También los hay, porques es que a veces hay cuestiones de mero negocio o de simple estrategia, que suelen provocar más desconfianza que agradecimiento en el destinatario.

Sin embargo, déjenme decirles que esta época del año a la cual conocemos como la temporada donde más regalos recibimos ya casi está aquí, en donde con las luces navideñas encendidas, la nochebuena, se pueden llegar a generar dudas sobre si estas festividades son fiestas religiosas o eventos comerciales, pero al parecer el 24 de diciembre no se puede negar que todo gira en torno a tres palabras. La familia, los banquetes, los regalos, pero al menos los dos últimos son importantes, como lo permita esta crisis. De manera similar, dar es una combinación de arte y ciencia, y para hacerlo bien también es necesario conocer y hacer suposiciones sobre la otra persona, porque es más fácil hacer esto si sabes exactamente quién es, qué tiene y qué le falta porque esa es la base fundamental si quieres comprarle algo a otra persona, y dejando a un lado que lo más importante es olvidarte por completo de ti mismo y de tus preferencias.