El Asco ha superado los prejuicios su alrededor como emoción, ya que esta se ha convertido en un prejuicio en sí misma. Como otras emociones el asco aparece en nosotros como un mecanismo de defensa que sirve para evitar comer o tener contacto con sustancias peligrosas que nos pueden intoxicar si las ingerimos, entre los 0 y 8 años ya experimentamos rechazo a lo que sabe mal, pero aún no hay asco. A partir de esa edad se va desarrollando la emoción.
J.K. Paulding uno de los psicólogos que más ha estudiado esta emoción, descubrió que lo que más nos produce asco son las secreciones corporales, las eses fecales, el vómito, los mocos, la sangre, todo aquello que nos recuerda la naturaleza animal. En 1955 se propuso un experimento sobre el asco, que consistía en tragar la saliva que tienes en la boca, luego imagina que escupes la misma cantidad de saliva en un vaso…
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¿Te la beberías?
Exacto así como tú, las personas del experimento tampoco se lo quisieron beber, aunque el escupitajo haya estado en tu boca. Este experimento afirma que una vez que un producto sale del cuerpo nos produce asco, pero no solo las secreciones corporales nos producen asco. Cuando hablamos de la función social de esta emoción, podremos decir que el asco nos aparta de lo que consideramos reprobable o moralmente despreciable, como las acciones o el aspecto de las personas, por ejemplo, una persona que maltrate o tortura a un animal nos puede producir repugnancia, aquí empezamos a ver cómo todas las emociones conviven en nosotros y se mezclan entre sí.
Un hecho interesante sobre el asco es que en la intimidad usualmente bajamos el umbral de lo que consideramos repulsivo, sobre todo entre compañeros sexuales. La relación entre intimidad y asco parece contradictorio, pero la lengua de otra persona en tu boca puede ser un signo de intimidad, el sexo consentido significa la mutua transmisión de los límites contra el asco, pero no todo entre el asco y la intimidad acaba ahí según Paul Ekman el asco también se puede expresar en forma de aversión o repulsión precisamente hacia tu pareja él lo llama el asco de estar harto sí nuestras parejas pueden pasar de ser lo más antojable y delicioso a provocarnos asco y repugnancia como pueden ver el asco tiene varios tipos de formas de aparecer y aun así es de las emociones básicas menos entendidas y de las menos mencionadas.
Pero el asco es una emoción que mal transitada puede expresarse de forma disfuncional y afectar negativamente no solo a una persona, sino también a la sociedad, una de esas formas negativas es la xenofobia.
Los racistas a menudo se refieren a sus víctimas como si fueran algo asqueroso e inanimado, como basura o escoria… La propaganda nazi contra los judíos en el pasado, la propaganda nazi contra los musulmanes en el presente…. Los supremacistas blancos contra latinos y afrodescendientes. Estos ejemplos son tristes y son el resultado de la ingeniería social en el que la repugnancia o el asco juegan un papel muy importante.
Lamentablemente, la mayoría de las sociedades enseñan que hay que evitar ciertos grupos de personas por ser físicamente repulsivos y así nace la xenofobia. Existe entonces una capacidad psicológica para curar el asco social y esa capacidad se llama empatía; así como las náuseas se pueden aliviar si tomamos algún tipo de antiemético, el asco social puede ser tratado a través de la empatía.
La empatía es imaginar como uno se sentiría o pensaría si estuviera en el lugar del otro cuando un grupo social está estigmatizado, quienes forman parte de él quedan marcados como inferiores y se cierra la posibilidad de que exista empatía, qué ocurriría si empezamos a cuestionar estas tradiciones o prácticas… Al final todos somos de la misma especie y compartimos las mismas emociones, cultiva tu empatía todos los días y verás rápidamente sus beneficios.
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