Dicen que el verdadero amor es el que da una madre a su hijo. Pero donde más se ejemplifica, es en el amor incondicional que un perro le muestra a la persona que logre tocar su corazón ❤️.
Hoy les compartiré una historia real en relación con dos mascotas. Supe de esta a través de Arlenis, la novia de mi hijo Andrés. Ella quiso que la escribiera, y la dejara plasmada en Hive. Así quedaría guardada eternamente en la Blockchain.
Pedro García, un trabajador de 62 años de edad, labora como custodio nocturno en un Círculo Infantil ubicado en el Reparto Guiteras, al lado del edificio donde vive.
Notó que en una tarde del mes de septiembre, del presente año, había dos perritas merodeando el lugar. Las llamó, vinieron a saludarlo y después siguieron con su paseo cuadrúpedo 🐾 por la zona.
Al caer la noche, cuando ya iniciaba su jornada laboral, junto a otro colega; las volvió a ver juntas. Ello despertó su atención en ese segundo encuentro.
Notaba que tenían hambre, y lucían mascotas extraviadas de sus dueños. No como perros callejeros, al estilo del filme “Los Aristogatos”.
La desconfianza se reflejaba en sus miradas. Pedro empezó a acariciarlas y ellas, al sentir su afecto, empezaron a cambiar su estado anímico y a mover sus colas en manifestación de armonía.
Al otro día, vendría el relevo de la guardia. Esa persona no vibra mucho con los perros, y temía que fueran a ser expulsadas a un lugar distante.
Decidió llevarlas a su casa por unos días, pero le preocupaba que se creara un conflicto con su perro Coqui. Un macho alfa bien territorial y defensor de su espacio.
Su hija Arlenis, se encargó de publicar en Facebook 💻, con vista a ver si aparecían sus dueños, o que alguien les diera residencia, ya que no podían sumar dos mascotas a su hogar.
Algunas personas escribieron mostrando interés en tenerlas, pero ella no sentía que eran confiables. Otros la contactaron desde cuentas dudosas.
Había padres, que las querían de regalo para sus niños. Ello implicaba gran responsabilidad, y hasta una situación de riesgo. Ella no accedió a ese tipo de petición. Entendía que era como tener a otro niño en casa. Tampoco pueden ser considerados juguetes para ellos.
En esos días, las perritas comían, fueron bañadas, y recibían las mejores atenciones. Incluso, se llevaron bien con Coqui. Claro, eran féminas y lindas.
Algunos de los interesados, fijaban el día para desear ir a verlas. Por una cosa o la otra, no iban o cambiaban de parecer. Pasaban los días y no podían mantener a dos perritos más.
Tarde en la noche, le escribe una persona llamada Alexander. Dijo, que reconoció a Luna, en las fotos que ella publicó online. Le explicó, cómo fue que la rescató hace un tiempo atrás.
Se encontró a esta perrita de color blanco y manchas pardas 🐶, en un cultivo organopónico, del reparto Alamar; lugar de muchos edificios con un mismo diseño, ubicado en la Habana del Este.
Estaba muy temerosa y descuidada por el abandono. No aceptaba ni la intención de una caricia. Se aferraba al lugar, quizá por temor a ir a otro escenario, donde la hicieran sufrir nuevamente.
Esa noche Alexander no pudo conciliar el sueño. Con la salida del sol 🌞, fue con premura al mismo lugar. Allí estaba Luna arrinconada y solitaria, con la desesperanza reflejada en su mirada.
Le llevó algo de comida. Tenía tanta hambre, que se quejaba mientras tragaba con premura el alimento. Una mezcla, entre el desespero por no perder ese bocado que no esperó recibir, y algún dolor interno.
Pudo tomarla en sus manos para llevársela, pero antes, Luna mordió el dedo (por acción refleja defensiva) a una rescatista que lo acompañó.
Dolía más, ver el miedo y la tristeza en ese animalito, que el mordisco que recibió ella.
Le dio atenciones, y tuvo como estancia a un garaje por un mes. Pero se percató, de que su estado no era normal, ya que no quería tomar agua y orinaba con dificultad. Algo de importancia, porque podía sufrir una deshidratación.
La llevó al veterinario para hacerle un estudio 🩺. En sus resultados pudieron corroborar, que Luna tenía un cálculo en su sistema urinario.
Fue intervenida quirúrgicamente, donde le extrajeron una litiasis que le causaba dolor y obstrucción. Con esa nueva situación de salud, entendieron que era mejor esterilizarla, para evitar desenlaces futuros.
Ahora, ya teníamos la causa, de esa molestia que sintió Luna al comer, el día de su rescate.
Un cálculo grande atentaba contra la salud de Luna
Luna después de su cirugía
Alexander con Luna
Tenía al cuidado a otros animales, y no podía quedarse con Luna en casa.
Después de su período de recuperación, empezó a escribir en las redes sociales, en busca de una persona interesada en adoptarla.
Un animalito noble, dulce, con ojos que enamoran y con una dulzura que puede transmutar las emociones de cualquier humano, no podía quedar al desamparo. Merecía un hogar 🏡, y un ser que con amor se hiciera cargo de ella.
Entre varias propuestas, Yolanda fue la idónea para darle residencia a Luna. De esa manera, Lala, la mascota de su casa, una perrita de color negro y ojos pardos, tendría otra compañía de su mismo género Canis.
Yolanda estaba en proceso de remodelación de una casa en la zona de Alamar. El día que se efectuó el traslado de sus posesiones, una persona la ayudó, usando un triciclo eléctrico para llevar objetos de menor tamaño.
Ahí montaron a Luna y Lala. En el trayecto, el triciclo tuvo un percance técnico.
Mientras lograban darle solución, las intrépidas aprovecharon el paseo encima de ese artefacto raro y desacostumbrado, para saltar a la calle y correr 🐾 en estampida.
No pudieron en ese momento dar con ellas, a pesar de los intentos posteriores de búsqueda. Yolanda daba por perdida a sus dos perritas, algo que la sumió en total tristeza.
Mascotas que se desplazaron con el tiempo, llegando extenuadas al barrio donde vive Arlenis.
Pues esa noche que Alexander le escribió, con los detalles antes expuestos, fijaron el día de su primer encuentro.
Al ir a casa de Pedro, Arlenis lo esperaba. Él agradeció el cuidado y toda la atención mesurada que tuvieron con las perritas.
Yolanda, al enterarse de que sus queridas mascotas aparecieron, quiso remunerar con dinero a la familia de Pedro, por la linda acción que tuvieron hacia sus canes. Ellos no aceptaron eso, ya que lo hicieron de corazón 💕.
El otro acercamiento entre ellos, fue para recoger a Luna y Lala. Tomando esa vez, más precaución, para evitar una segunda escapada, al estilo de las dos amigas, como en la película “Thelma y Louise”.
Luna y Lala, ya se encuentran con Yolanda en su nuevo hogar 🏡.
Ahí están felices y unidos en familia. Entre momentos tristes y problemas médicos, el final fue de victoria ✨.
Todo ello, gracias a la sensibilidad, la toma de acción, el uso adecuado de las redes en línea, y sobre todo, el amor de Pedro, Arlenis, Alexander, Yolanda, y otros rescatistas, que hicieron posible que esta historia finalizara en beatitud.
Agradecer también a Elianis y Josuan 🙏, por el éxito de su proceder quirúrgico con Luna.
Finalizo mis letras con una cita que me gusta. Gracias a los que me leyeron. Que tengan un bonito inicio de semana 🤗.
''No importa qué tan poco dinero tengas y cuán pocas pertenencias tengas, el tener un perro te hace rico''
Louis Sabin
Separador. Uso libre @eve66
Texto por Andrés Brunet
Fotos:
1ra y 2da y 6ta foto, cortesía de Arlenis
3ra, 4ta y 5ta foto, cortesía de Alexander
Cita extraída de: elmueble
Gracias por leer
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