Me encontraba en un viaje de negocios hace más o menos un año, y tuve que viajar desde Denver hasta Los Ángeles. Fue un viaje largo y me estaba cansando de la carretera, así que me detuve en el Hotel Holiday que estaba cerca. Caminé a la recepción y toqué la campana. Segundos después, un hombre salió del cuarto trasero.
—Hola, mi nombre es John Shelby —dijo el sujeto—. ¿Cómo lo puedo ayudar?
—Busco una habitación —contesté—. ¿Tienen alguna disponible?
Revisó en su computadora. Por suerte, había un par de habitaciones restantes. Me dio la llave y me deseó una buena noche. Le pedí que me señalara hacia la máquina expendedora, y lo hizo. Caminando en dirección a ella, añorando una bolsa de frituras, noté una piscina al final del pasillo. Muchos hoteles tienen piscinas, no hay nada extraño con ello. Lo que me confundió fue el hecho de que el agua era roja, roja sangre. Compré las frituras y volví a la recepción, en donde estaba el hombre.
—¿Qué le pasa a la piscina de allá?
—¿A qué se refiere? —me contestó con una expresión de rareza en su rostro.
—El agua es roja. ¿Por qué es roja?
Se quitó sus gafas y tomó un respiro.
—Bueno, es una historia un tanto descabellada. Hace años, una mujer fue encontrada asesinada brutalmente en esa piscina, y el agua se contaminó con su sangre.
—¿Me está diciendo que la sangre sigue ahí?
—No, no. Claro que no. El agua fue retirada y la piscina se clausuró. Pero muchas personas reportan ver la piscina llena de sangre —Se colocó sus gafas de nuevo—. En lo personal, nunca la he visto, pero creo que a este hotel le gusta jugarle trucos a la mente.
—¿Así que este lugar está encantado? —Él asintió a modo de afirmación.
Estaba sorprendido. No realmente asustado. Más que todo impresionado, porque no había experimentado nada como eso antes.
Fui a mi habitación, tomé una muy necesitada ducha caliente y me acosté en la cama. No pude dormir por alguna razón, me sentía demasiado curioso con respecto a aquello y tenía muchas preguntas que necesitaban ser respondidas. Me levanté de la cama, me puse una camisa y caminé hacia el pasillo. Estaba silencioso a esas horas, y me reí al notar que bajé en mi ropa interior. Era conveniente que nadie más estuviera por ahí.
Cuando llegué a la planta de la piscina, fui capaz de ver el agua roja incluso desde el pasillo. Pasé por el escritorio principal; no había nadie. Luego pasé por la máquina expendedora y me detuve directamente frente a la puerta que me llevaría a la piscina. Quise abrirla, pero estaba cerrada. No creo que hubiese salido incluso si estuviese abierta. Vi por la gran ventana que me mostraba la piscina contaminada con sangre. Se veía como si la piscina hubiese estado cerrada por mucho tiempo. Vi detrás de mí, por el pasillo y hasta el elevador. Me estaba imaginando una escena de El Resplandor, cuando la sangre se bombea desde el elevador. Tuve la sensación de que vería algo similar a eso, pero no fue así. En su lugar, vi a una mujer. Estaba completamente desnuda, no tenía ninguna prenda encima. Cuando torció su cabeza hacia mí, salté por el pánico y corrí hacia mi habitación lo más rápido que pude, usando las escaleras a un lado de la máquina expendedora en vez del elevador.
Horas más tarde, desperté por el sonido de la alarma. Tomé una ducha, me vestí y caminé hacia el primer piso para desayunar. Luego de haber comido, estaba listo para irme y retomar la carretera. Decidí que le daría un último vistazo a la piscina antes de irme; aún estaba inquieto por lo que pasó la noche anterior. Me sorprendí al ver que la piscina estaba vacía. No había agua roja y no había ninguna mujer.
Caminé hacia el escritorio principal, en donde una empleada estaba de turno.
—¿Se encuentra Shelby? —le pregunté.
Ella me miró confundida.
—¿Disculpe?
—El recepcionista. Trabajó aquí por la noche.
—John Shelby murió en 1982 —me dijo—. Se suicidó luego de asesinar a una mujer, aquí, en esa piscina —Comenzó a reír por lo bajo—. ¿Está bromeando, señor?
—Sí —le contesté, forzando una risa—. Solo era una broma.
Devolví mis llaves y salí del edificio. Regresé a la carretera, nunca olvidándome de lo que pasó esa noche en aquel hotel