Con sus hijos tuvo todo y nada tenía,
Ella quien al tiempo temía,
Jugaba en su mente con dulzura melancolía.
Entre angustias se enloquecía,
Pues descuidada, dichosa y desdichada parecía,
Que de la sombra mal herida fuese todo aquel día,
O fuese que el mundo ante sus ojos se derrumbaría,
Lo que del amor en ella crecía,
Va en su corazón detrás todavía,
Sangrando sin pena sus manos levantaría,
Pues por sus hijos la vida daría.
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