En el sistema bancario tradicional, los usuarios no tienen control total del dinero que poseen. Una entidad central es la que controla la cantidad de dinero que se imprime. Esto provoca, en algunas ocasiones, que una moneda pierda valor, por la emisión de dinero inorgánico por decisión gubernamental. De igual forma, los usuarios deben cancelar una serie de comisiones y esperar determinados períodos de tiempo para mover el dinero que tienen en sus cuentas. Además, deben justificar cada uno de sus movimientos, con el fin de cumplir con las regulaciones específicas que exige el país donde están operando.
Con las criptomonedas, las cosas no funcionan de esta manera. Al almacenar su valor en forma de criptoactivos, los usuarios pueden acceder a sus fondos en cualquier momento y ver la cantidad de criptomonedas que poseen en sus cuentas. Además, desde cualquier parte del mundo, se pueden transferir criptomonedas como Bitcoin, sin que exista un límite de montos mínimos o máximos a enviar de un usuario a otro. Tan solo debe pagarse una tarifa a los mineros, que son uno de los pilares fundamentales en la criptoeconomía. Igualmente, no existe una regulación sobre el uso de Bitcoin, ya que no hay una entidad centralizada que controle o determine qué se puede adquirir o pagar con Bitcoin (excepto cuando se utilizan casas de intercambio entre criptomonedas y dinero fiduciario). Elegir a las criptomonedas quiere decir convertirte en tu propio banco.
1. ENFRENTAR LA VOLATILIDAD CON PACIENCIA SI ERES HOLDER, CON ASTUCIA SI ERES TRADER.
Algo que debemos tener en cuenta al optar por convertirnos en nuestro propio banco, es que la mayoría de las criptomonedas presentan volatilidad en mayor o menor medida.
La volatilidad es la variabilidad que presenta un activo en su rentabilidad en un periodo de tiempo determinado. Es decir, el valor de las criptomonedas como bitcoin, expresado en moneda fiduciaria como el dólar, varía en el tiempo. Esto es bastante apreciado por aquellos traders como los scalpers o hasta los swing traders, que se dedican a comprar y vender criptoactivos, con la finalidad de obtener ganancias a partir de las variaciones de precio.
De hecho, un estudio publicado por especialistas del Deutsche Bank en el mes de enero de este año, indica que la alta volatilidad de los criptoactivos es la característica que hace que algunos inversionistas prefieran este mercado, cuando las acciones de bolsa tradicionales presentan muy poca fluctuación en su valor.
No obstante, si decides convertirte en un holder y mantener tus criptomonedas en la billetera hasta que su precio aumente y vaya to the moon (“hasta la luna”), una expresión utilizada en el criptomundo para indicar subidas extraordinarias en el precio de un criptoactivo, en ese caso debes armarte de paciencia, porque esto podría tardar un tiempo en suceder. Incluso, el valor de un activo podría bajar considerablemente. Aquellos que conocieron Bitcoin apenas en diciembre del 2017 e invirtieron en la criptomoneda cuando estaba en 20 mil dólares, saben muy bien de qué estamos hablando: BTC el día de ayer rozó los 7000 dólares y el criptomercado perdió unos 12.000 millones de dólares en 24 horas.
2. MANTENIMIENTO DE LA RED
Como hemos mencionado, la labor de mineros y nodos son pilares fundamentales de la criptoeconomía. Mediante la descarga de un nodo completo, en manos de cada uno recae la responsabilidad del mantenimiento de una red.
La tecnología de contabilidad distribuida recibe este nombre precisamente porque los datos de la blockchain donde están escritas las criptomonedas están almacenados en copias idénticas en todos los nodos de la red que, en el caso de criptomonedas populares como Bitcoin o Ethereum, están distribuidos en diversas partes del mundo.
Esta distribución también es la que garantiza la transparencia e inhackeabilidad de la red. Gracias al sistema de verificación de las transacciones, los mineros certifican las transacciones luego de que todo el registro haya sido revisado para verificar que esas monedas no hayan sido gastadas con anterioridad y así evitar el doble gasto. Los mineros también se encargan de crear las nuevas monedas, añadiendo nuevos bloques a la cadena. En síntesis, son los mineros los responsables de mantener la seguridad de la red.
3. VERIFICAR QUE LOS PROYECTOS SEAN LEGÍTIMOS
Algunas personas que han comenzado a ser su propio banco, también deciden apoyar criptoactivos que no tienen el amplio reconocimiento de proyectos como Bitcoin, Ethereum, Zcash, Monero, entre otros. De hecho, algunos de estos criptoactivos pueden provenir de ICOs, y deben ser tratados con precaución debido a la gran cantidad de estafas que se han cometido gracias a las ICO. Por esta razón, es fundamental verificar la legitimidad de los proyectos que los respaldan.
Para ello, es aconsejable verificar el libro blanco del proyecto, y que las cosas allí plasmadas sean coherentes. Las redes sociales como Reddit y BitcoinTalk también son útiles para saber qué opina la comunidad bitcoiner al respecto. De igual forma se puede hacer una rápida investigación sobre los perfiles de sus creadores y ver si el criptoactivo cotiza en alguna casa de cambio.
4. SALVAGUARDAR TUS CLAVES PRIVADAS COMO SI TU VIDA DEPENDIERA DE ELLO
La clave privada es el equivalente, en el criptomundo, a lo que sería la combinación de una bóveda o caja fuerte para el resto de activos. Con ella, y las palabras de recuperación, se obtiene acceso a la billetera y ésta se puede restaurar si se cambia o pierde acceso al dispositivo donde estaba alojada. También permite la transferencia de monedas de una dirección a otra. La clave privada consiste en un código alfanumérico creado aleatoriamente, mientras que las palabras de recuperación, un grupo de palabras aleatorias que son generadas al momento en que se crea una cartera de criptomonedas. Con una semilla se pueden crear distintas claves privadas.
La responsabilidad de protegerlas es algo que aqueja a muchos bitcoiners. Guardarlas en un papel está bien, a menos que desees arriesgarte a que tus fondos sean robados por alguien que tenga acceso a tu casa o al sitio donde las almacenas, o que algún desastre natural las destruya y tus criptomonedas queden congeladas para siempre. Inclusive, algunos expertos han determinado que el usar carteras frías no garantiza que las claves privadas estén completamente a salvo, ya que hackers podrían robarlas inclusive sin que haya conexión a Internet.
Algunos han pensado en soluciones bastante inusuales para protegerlas. Por ejemplo, en Estados Unidos, existe un hipnotista profesional que asegura ayudar a sus clientes a recuperar las claves de sus carteras luego de tres sesiones de hipnosis. Por otro lado, existen usuarios que han optado por escribir sus claves en metal, con la finalidad de que resistan el paso del tiempo y posibles accidentes.
Una cartera como Xapo ofrece a sus usuarios una bóveda física donde guardar sus bitcoins y asume la responsabilidad de protegerlos. IBM por su parte, solicitó una patente para crear una cartera de criptomonedas insertable en la piel. Un lugar muy curioso para mantener a salvo los fondos.
5. CREER EN EL CÓDIGO Y DIFUNDIR SU PALABRA
Por último, un bitcoiner que se aprecie de ser llamado así, no es solo quien disfruta del método de pago que ofrecen los criptoactivos, sino también alguien que está de acuerdo con los ideales que Bitcoin trajo consigo.
Así, aunque los criptoactivos han conquistado espacios muy importantes a lo largo del tiempo, todavía falta mucho camino para que la descentralización pueda derrotar a los bancos. En este sentido, los usuarios que dan fe de las ventajas del uso de los criptoactivos, son los principales responsables de difundir este conocimiento entre aquellos que todavía no las conocen. A fin de cuentas, son los usuarios quienes determinan el valor y supervivencia de una criptomoneda.