A veces la vida es como andar en bicicleta.
Agotada, entusiasmada se deja caer el sudor por mi espalda, son tantas gotas que podría sentir cosquillas, mi cuerpo está tan fogoso que creo se evaporaban las gotas al salir de los poros, como una estrella fugaz se desaparecen sin refrescarme, le meta aún no se alcanza a ver con mis ojos, está oculta entre colinas, voy rodeada de paisajes y en momentos una brisa fresca se acerca a susurrar y enfriar mi cuerpo mientras lleva mensajes del tiempo.
Está apaciguada y suave, más ausente qué presente, regresa viento a dar aire a mi piel, juega con mi cabello, recorre cada milímetro de mí, dame más energía para seguir andando. Cuanta controversia en la travesía, si regresas debo ser más fuerte para vencerte y no detener la marcha, me haces bien y mal, pero si no estás te iré a buscar mientras aumento velocidad.
La adrenalina crece con cada movimiento, lo que ven mis ojos parece irreal, la panorámica de un momento que quisiera grabar, aunque mi deportiva me acompaña en cada paso, no grabará lo que quiero expresar, lo que vivo y siento en este momento, cuan grandioso es el universo, que combinación tan monstruosamente perfecta, el adonis de la naturaleza.
En cada pedal estoy más cerca del final, cada centímetro que avanzo es camino recorrido, como decía mi abuela camino pisado, huellas marcadas, ver hacia el frente es la clave sin olvidar lo vivido. Seguir aunque ya no tenga fuerzas es parte de la constancia, deseo continuar encumbrando y avanzando en mi bicicleta, sin parar, sin reposo, solo avanzar y disfrutar el camino al éxito.
A veces en la vida no hay brisas que nos de aliento, no hay parada porque continuar es el camino, no nos detenemos a deleitar lo asombrosamente genial que nos rodea, o queremos abandonar la meta porque es difícil su conquista. Sino es difícil, sino exige entrega, quizás no conquiste mi corazón y mi tiempo. Después de dar muchos pasos que es como pedalear y no ver la meta podemos sentir que no podemos, pero si confiamos en que lo lograremos obtendremos fuerzas para alcanzar lo deseado.
Eso sin incluir que no pedaleamos solos, aunque nos quedemos atrás o estemos de primeros en algùn momento esta alguien a nuestro lado que nos acompaña, nos motiva, nos obstruye el paso o sencillamente nos da su dulce compañía mientras avanza. También están esas personas momentáneas que pasan y dejan un grito, lanzan palabras que llegan, motivan o enfurecen, caminos ocultos, cosas inesperadas, vías deterioradas, caminos inclinados. Así de bella es la vida.
Imágenes con licencia libre tomadas de pixabay.
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