Aquí estoy y mi corazón te pide que sanes las heridas que ya conoces, y no me permiten vivir en libertad, alegría y plenitud. En este amanecer escojo la vida, me levanto en tu nombre, ofrezco mis talentos, esos que me has regalado...
Están al servicio de quien los necesite para construir tu Iglesia, tu Cuerpo Místico, del que somos parte importante y necesaria. Ayúdanos a trabajar en equipo siendo fieles a los dones recibidos.
Que tu Espíritu de unidad y armonía, anime nuestra jornada, nos regale el don del discernimiento, fortalezca nuestras rodillas vacilantes, así nuestros pasos serán firmes y seguros.
Que hoy nos levantamos con el ánimo dispuesto para en todo amar y servir. Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.