Pascua de muerte y vida.

Hoy conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén y su aclamación como Hijo de Dios, es el acontecimiento que marca el fin de la Cuaresma y el inicio de la Semana Santa, tiempo en que se celebra la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Cristo. Jesús entró a Jerusalén montado sobre un asno y fue aclamado como rey por sus seguidores, quienes extendieron mantos, ramas de olivo y de palma a su paso. Gritaban: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”; “¡Hosanna en las alturas!” Ya el mismo nombre nos indica la paradoja: Es un Domingo de Ramos para aclamar al Señor, para tender antes el las palmas y aclamar su paso mientras entra triunfante a Jerusalén; pero es también un Domingo que debemos ver en relación a su Pasión, pues toda su obra y su mensaje se van a concentrar en estos días en que será entregado a la muerte. Este año escuchamos la pasión según San Marcos, donde destaca antes nuestros ojos la integridad de Jesús y el abandono de los suyos. ¿Nos suena de algo en nuestra vida? La entrega de Jesús no se hace de cualquier manera, sino voluntariamente, aceptando la situación y asumiéndola, sin ocultar el rostro, como nos dice Isaías. Pero también esa entrega es el colofón de otra serie de “entregas”, como aquella bendita locura de abandonar el cielo y querer tomar parte en la historia humana, viviendo como nosotros. Parece que Jesús ha sido abandonado por todos, pero su padre está con él al momento de la prueba. El Domingo de Ramos debe de ser visto por los cristianos como el momento para proclamar a Jesús como el pilar fundamental de sus vidas, tal como lo hizo el pueblo de Jerusalén cuando lo recibió y aclamó como profeta, Hijo de Dios y rey. Hoy fuimos a celebrar el domingo de ramos les mostrare algunas fotos tomadas el día de hoy desde las seis de la mañana estuvimos en la plazoleta luego se realizó la procesión.