Hay muchos proyectos por los que he visto en mi vida, hay muchas cosas que he apoyado en estos años, pero de alguna u otra manera nunca me sentí tan extrañamente conectado con uno, sino fue este.
#YaNoMas, no me pertenece, pero vaya que lo hice mío, fue suficiente que un amigo desde hace tiempo, me contara y pidiera ayuda para tal plan, me pidió que anotara la etiqueta en algún lugar visible.
Y lo hice.
Me enamoré de la idea, y la coloqué en mis espaldas, El tipo me dijo: ¿Pero seguro? ¿Y si después tu pareja te lo ve, la imagen? ¿No se molesta? Y recuerdo haber pensado: “Al demonio con eso”. Os iluminaré un poco más, este amigo del que hablo, anteriormente, era una amiga. Sí, es correcto, mi amigo es transgenero, y está bien. Anteriormente solo me hacía encuestas y ya, y eso estaba excelente, hasta el día en que al fin logro algo por su cuenta, su propio proyecto. #YaNoMas está dirigido a todas aquellas personas que se han sentido oprimidas y desvalorizadas por todo aquello que si bien no hace daño, vaya que nos hacen creer lo contrario. ¿Y qué nos hace daño?
Nosotros mismos.
Él lo dejó claro, y yo le seguí, le creí, y aquí estoy, en una foto, modelando como si lo hiciese de toda vida, muestro al ojo público mi espalda, lugar que siento atacar cuando digo a todos de frente que no hace daño tener ideas diferentes, sabéis, esa doble moralidad que sientes, decir que no hace daño que te gusten otro tipo de personas o que te gustaría tener guardado otra cosa entre los pantalones, vestir distinto… y no hablo de un pantalón de mezclilla. No es sencillo, pero es así como somos, es así quienes somos, y aunque algunos días es más llevadero, tuve que aceptar que sí, eh, que sí me he atacado la espalda, pensando que no soy bueno, que el orgullo familiar debería acabar en mi hermana menor y no en mí. Pero así como marco todas esas heridas profundas en mi espalda por autocastigo: También veo las cicatrices sanar. Señal de que el dolor debía ser sepultado, señal de que debía dejarlo atrás y recuperarme. Que no importa cuanta doble moralidad sienta, no es algo por lo cual deba atacarme.
El daño real no proviene de las personas que te odian, sino de ti.
Este proyecto aún no es grande, no cuenta con patrocinadores, ni inversionistas dispuestos a calmar un mundo afectado psicológicamente, sino que es pequeñito y lo sabemos solo algunos aún, pero no, no pude aguantarme y he tenido que exponerlo un poco más, porque él no es el único, porque yo no lo soy tampoco. Porque hay miles, hay millones de personas en el mundo, que día a día se atacan la espalda como yo he hecho hasta ahora. Día a día, hay quienes se matan por vergüenza, y no estoy dispuesto a seguir callando mi voz, si puedo hacerlo, si puedo ayudar a alguien a hacerle sentir mejor. No estoy dispuesto a encerrármelo y hundirme en mi piscina de autocompasión, de eso señores… Ya no más.