Don Andrés; la nobleza de un alma.

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Fuente de la Imagen; Pixabay.

Don Andrés un hombre de 60 años al que la edad hace mella en su desgastado cuerpo. Desde muy temprana edad, demostró buenos dotes para el trabajo agrícola, gran parte de su vida la dedicó a cultivar en la pequeña granja que heredó de sus padres. Sin muchas aspiraciones en su vida, por lo que esta transcurrió serena y tranquila.

Don Andrés se casó con Doña Graciela; su amor platónico, que por cierto siempre habían sido vecinos. De esta unión nacieron 4 hijos: David, Luis, Ricardo y Eugénia. Estos aprendieron las labores del campo siguiendo así con la tradición de su padre. Su madre, una a ama de casa a tiempo completo era quien se encargaba de que todo estuviera en orden en el humilde hogar.

Eugénia era la encargada del pequeño ganado familiar, era una especialista en los derivados lácteos , particularmente en la elaboración de quesos, además era la mano derecha de Doña Graciela cuando de oficios en el hogar se trataba.

Don Andrés siempre quiso que sus hijos pudiesen ir a la ciudad y estudiar; ser profesionales y tener una vida diferente a la del campo, una que él deseó tener pero las limitaciones económicas no se lo permitieron. Ésta, es la mayor carga que lleva sobre sus hombros; no haber podido ofrecerles una educación universitaria a sus retoños.

Aquel noble Señor de lento andar, la vida siempre le ha puesto muchas pruebas, algunas de ellas difíciles de superar; así como aquella vez que lo mordió una serpiente mientras cosechaba las hortalizas de su pequeño huerto, donde casi pierde la vida a causa del veneno de aquella dolorosa, y, por poco trágica mordida. Así como tampoco la pérdida de su quinto hijo, Doña Graciela tuvo un aborto espóntaneo debído a complicaciones durante el embarazo; la pérdida de un hijo siempre es irreparable en la vida de los padres.

Ninguna de estas adversidades han hecho mermar la voluntad y las ganas de seguir trabajando duro para que a su esposa e hijo no les falte el pan en la mesa. Y a pesar de las precarias condiciones y su humilde estilo de vida, los modales y las buenas costumbres son la carta de presentación de esta noble familia.

Don Andrés siempre se preocupó por inculcarle los valores que sus padres le transmitieron a él, desde casa se esforzó arduamente en hacer de sus hijos buenos ciudadanos y trabajadores ejemplares.

Aunque la vida no le ofreció la oportunidad de cambiar su condición económica y social, Don Andrés siempre estará agradecido con la misma por haberle dado la mejor familia; una esposa amorosa y abnegada, y, unos hijos a los cuales ama muchísimo. Una porción de tierra para trabajar y su ganado que han sido su sustento de vida.

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Fuente de la Imagen; Pixabay.

Siempre debemos ser agradecidos por lo que tenemos en nuestras vidas, todo tiene una razón de ser y por algún motivo suceden las cosas, tal vez no siempre son como quisiéramos que fuesen, pero, si tenemos la voluntad y la determinación podemos lograr grandes cambios en nuestras vidas.

  • Este corto relato es basado en una serie de sueños que tuve hace un tiempo atrás, por lo cual decidí hacer una pequeña historia unificándolos a todos ellos en uno.

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