Venezolanos sin pasaporte caminan hacia Ecuador, foto por AFP
Emigrar es sentir que estás huyendo de algo, y al mismo tiempo sentir que quieres regresar.
Sientes tu situación como algo temporal, como algo que pronto acabará.
Solo extrañas tu tierra, su aroma particular, solo extrañas sentirte seguro en medio de tanta inseguridad, producto
de la miseria a la que ha llegado tu país, mi país.
Emigrar te lleva al borde de lo inimaginable, de lo que jamás te pensaste capaz de hacer. Te lleva a la constante lucha interna y externa de lo que
te rodea: nuevas costumbres,cultura,ritmos...
Emigrar es sentir que permaneces en una montaña rusa por meses mientras intentas establecerte, equilibrarte y hacerte entender a ti mismo que no son
unas largas vacaciones, que no hay un retorno cercano, ni amaneceres de colores, ni arcoiris en el mar frente a tu casa.
Emigrar es sentir que abandonas y te abandonas, que eres nuevo y no del nuevo que te agrada, que ya no sonríes con gracia sino por gracia y que tu
personalidad se fracciona en un país que te amarga en ocasiones pese a las oportunidades que te ofrece.
Emigrar es enfrentarte a diario a quienes buscan pisotear tu moral, tus ideales, tus motivos de lucha.
Emigrar es sentir que vuelves a nacer, sentir que cambias los ánimos, las ansias, las condiciones mentales.
Emigrar también significa abandonar sueños iniciales, por los que un día despertaste y te enfocaste en conseguir.
Emigrar puede significar entrar en desespero, perder la respiración, llorar cada noche y mostrarte feliz, muy feliz ante quienes se quedaron.
Emigrar te hace sentir que el dinero no lo es todo, que los recuerdos en tus calles de infancia valen más.
Emigrar te hace recobrar humildad pero también te invita a perderla.
Emigrar te corrompe el alma, pero al mismo tiempo la vuelve humana.
Emigrar te voltea la indiferencia, te vuelve atento, te pone frío y melancólico al mismo tiempo.
Emigrar te hace sin duda, valorar tus raíces, lo que fuiste, lo que amaste, el helado de teta, el golfeado con queso, la maltín polar, la chicha, la cachapa, el pabellón, ¡LAS HALLACAS!
Emigrar es eso, sentir y sentir.