La Isla Bonita

Las Islas de Margarita (1.071 kms2), Coche (55 kms2) y Cubagua (24 kms2) conforman el estado Nueva Esparta en Venezuela, y son la capital del turismo en el país.  

  Tal vez por el título que antecede a estas letras piense que lo que está a punto de leer es una especie de reseña acerca del gran hit musical de los años ochenta de Madonna la legendaria cantante norte americana, pero en realidad este escrito está dedicado a mi experiencia en la paradisiaca isla de Margarita.  

  Todo comienza en el aeropuerto internacional Arturo Michelena de la ciudad de Valencia, conmigo viajan mis padrinos y dos primos, el antes mencionado aeropuerto es el punto de partida de unas micro vacaciones, auspiciadas por mi padrino con motivo de celebrar el cumpleaños de mi madrina y en las que por suerte un servidor fue invitado, de otra forma imposible realizar este éxodo en la Venezuela actual para un estudiante desempleado.  

  Una vez en el avión y habiendo pasado ese sustico que da en la boca del estómago cuando el mismo despega y deja de hacer contacto con la tierra para aventurarse en el amplio cielo, fui sorprendido gratamente por la aeromoza quien de forma muy amable ofrece una bebida refrescante y un dulce, gesto que reconozco, no me esperaba por la situación actual del país y las recurrentes quejas que todos solemos escuchar acerca de la decadencia de la atención por parte de las aerolíneas.  

    No pudo comenzar mejor el viaje luego de degustar el dulce me dispuse a leer un poco en una revista que encontré en el respaldo del asiento acerca de los cuantiosos recursos naturales que posee la isla, ya que en ella podemos encontrar lagunas, playas, cerros, salinas y formaciones eólicas, admito que leer toda esa información me hizo sentir un poco desilusionado ya que anteriormente mi padrino me advierte que el sitio en el que disfrutaríamos nuestra estadía era un hotel cinco estrellas todo incluido así que para que salir a dar vueltas si allí había de todo.  

 Al aterrizar (segundo sustico en la boca del estómago) hice el trámite de recoger el equipaje y pensé en lo tedioso que sería conseguir transporte un viernes a las 5 de la tarde con el aeropuerto repleto de personas, pero fue todo lo contrario justo al salir ya nos esperaba una camioneta identificada por un lado con la imagen del hotel y el eslogan “su mejor opción” y de verdad comencé a creerlo. 

  El trayecto fue de unos 20 min sin nada de tráfico y mi cara se iluminó cuando pude observar a mi mano derecha un prolicor del tamaño del hiperlider ubicado en San Diego municipio en el que resido, definitivamente ese era un sitio que valía la pena visitar, llegamos al hotel llamado Margarita Real situado en la zona de Pampatar que cuenta con 92 suites, la espera fue de unos 20 min más mientras nos asignaban la habitación, mi primo de once años ya se veía satisfecho después de comprobar una buena velocidad de conexión en la red wifi del hotel.  

  Si de entrada ese calorcito playero ya te eleva la buena vibra al llegar a la habitación mis expectativas fueron superadas ampliamente, una belleza el recinto con dos baños, dos habitaciones, dos televisores, cocina, nevera,  sala y un pequeño pero acogedor comedor, fácilmente podía pasar allí el resto de mis días y moriría feliz en tierras neo espartanas.  

  Al comenzar a caer la noche el líder de la excursión, mi padrino es decir el hombre de los fuertes, nos animó a conocer las instalaciones y eso hicimos, puede que haya sido por la temporada baja pero el ambiente que se respiraba era de una tranquilidad exquisita y la decoración del hotel te inspiraba eso, luces bajas en la mayoría de las áreas abiertas a excepción de la piscina en la que las luces más bien eran un espectáculo para realzar la belleza del lugar.  

(Imagen tomada de la página web del hotel Margarita Real) 

Ya adentrada la noche pasamos justo al lado de la piscina donde se encuentra un restaurant al aire libre en el que nos quedamos y una vez más traigo a colación esto, la razón puede que se deba a que no era temporada alta y éramos los únicos clientes para el momento, pero la atención de parte del personal del restaurant fue maravillosa complaciendo todas las peticiones que realizamos. 

 Una de esas exigencias era que en las pantallas del restaurant colocaran el partido de baloncesto que se disputaba entre Guaros de Lara y Cocodrilos de Caracas por la Liga Profesional de Baloncesto, posteriormente cenamos, los platos de la noche consistían en filete de atún acompañado de ensalada o milanesa de pollo acompañada de ensalada cesar, escogí el atún por supuesto. 

 Al día siguiente amaneció y la mañana la pasamos en el área de la piscina que consistía en una piscina grande, dos pequeñas y una tipo jacuzzi, la verdad estaba bastante calmado todo puesto que en total el número de personas era aproximadamente 20 en toda esa área, en horas de la tarde fuimos a conocer un poco el lado urbano de la isla y visitamos el centro comercial Sambil. 

  Allí comimos pretzels y helado mientras mi padrino se quedaba maravillado con los excelentes precios y promociones que consiguió en whiskey, (con la compra de una botella te obsequiaban una de ron o ginebra) que eran alrededor de tres veces menos de lo que se paga en Valencia por ejemplo, al entrar yo mismo al sitio comprobé que la relación de precios efectivamente era muy baja en comparación al resto del territorio nacional, de allí nos llevamos tres cajas y mi padrino una gran sonrisa.  

  El penúltimo día por mas comodidades y una excelente atención que nos ofrecía el hotel nos dispusimos a salir a la playa, sería casi un pecado no ir a las hermosas playas de Margarita y nuestra elección fue Bahía de Pampatar, allí una vez más comprobamos que el margariteño se está esforzando con el turismo porque nos trataron genial, en la mañana unas riquísimas empanadas y en la tarde el mejor pescado frito con tostón combinados con un excelente clima playero fueron la guinda del pastel.  

  La anécdota graciosa pero que a la vez demuestra esa capacidad de ingenio del venezolano, de ese venezolano trabajador y luchador que sale adelante ante las adversidades, la puso un vendedor de pareos que de forma muy jocosa le vendió un pareo a mi madrina que tiene 14 diferentes tipos de posturas para lo que el vendedor recomienda grabar el momento de la venta y que eso sirva como guía para su uso, en efecto el pareo se sumó a la lista de regalos de la cumpleañera.  

(Imagen tomada de la página Web del Hotel Margarita Real)

  Pero como todo en esta vida no puede ser color de rosas ni la felicidad es eterna, nos llegó ese triste momento de volver, momento que acentúa la tristeza porque aparte de terminarse las vacaciones había que levantarse de madrugada ya que el vuelo de regreso partía a las seis de la mañana, hicimos maletas esa misma noche al llegar de la playa.  

  Llegamos al aeropuerto aun dormidos, a eso de las cuatro y media de la mañana y para incrementar el desánimo y poner la nota negativa a esta aventura, de entrada autoridades de aduana nos pidieron factura hasta de los acolchados que llevábamos y por supuesto no faltaron insinuaciones para facilitar este trámite cosa a la que nos negamos, posteriormente cuando registramos el equipaje procedieron a informarnos que las cajas con el licor tendrían un costo de sesenta mil bsf cada una para ir en la parte de carga del avión.  

  Al cancelar ese monto se esfumaba el ahorro que representaba el bajo precio de los licores en Margarita, solo podíamos llevar tres botellas cada adulto como equipaje de mano sin costo adicional alguno, por lo que mi padrino optó por sacrificar un par de botellas que fueron a parar a las manos de un par de aeromozas.  

  Estando ya montado en el avión pude comprobar que el tema de la atención depende de las aerolíneas ya que era una distinta a la que nos había llevado a la isla, y cuando el avión despego con su respectivo sustico miré nostálgico a Margarita queriendo conocerla aún más y dándome cuenta que a pesar de la situación país y la decadencia colectiva aún hay demasiados motivos para llamarla la isla bonita.   

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